La Corte Suprema de Estados Unidos abrió el lunes el camino para realizar un nuevo juicio a un hombre negro condenado a muerte por asesinato por un jurado que contó con un integrante que hizo comentarios racistas.

A finales de septiembre, el máximo tribunal suspendió in extremis la ejecución de Keith Tharpe en su cárcel en el estado de Georgia (sureste).

Declarado culpable del asesinato de su cuñada en 1990, Tharpe había sido condenado a muerte por un jurado del que formaba parte un hombre que creía que los negros no tenían alma.

“Después de estudiar la Biblia, llegué a preguntarme si los negros tenían alma”, dijo el jurado, un hombre blanco llamado Barney Gattie, años después del veredicto.

Estas declaraciones “representan una fuerte presunción de que el veredicto de pena de muerte fue influenciado por la raza del señor Tharpe”, dictaminó este lunes la Corte Suprema, remitiendo el caso a un tribunal inferior.

Para Brian Kammer, abogado del condenado, la máxima corte estadounidense consideró “la clara presencia de un sesgo racista de uno de los jurados”.

Tres jueces conservadores de la alta corte, Clarence Thomas, Samuel Alito y Neil Gorsuch manifestaron su desacuerdo con la decisión.

Hasta ahora, los abogados del prisionero habían fracasado en su intento de probar que el racismo había tenido un “papel crucial” en la condena de Tharpe.

En varios casos emblemáticos en los últimos años, la Corte Suprema de Estados Unidos ha establecido tajantemente que los prejuicios racistas no tienen cabida en el sistema de justicia estadounidense.

El máximo tribunal suspendió en febrero la ejecución de un tejano que había sido presentado en su juicio como potencialmente más peligroso porque era negro.

Los jueces de Washington también decidieron en mayo de 2016 a favor de un hombre negro sentenciado a muerte por un jurado de 12 blancos seleccionados bajo criterios racistas.