El senador estadounidense Al Franken, acusado de conducta sexual inapropiada por varias mujeres, anunció este jueves que renunciará en las próximas semanas, luego de que la mayoría de sus colegas del Partido Demócrata le pidieran dimitir.

“Digo, desde el fondo de mi corazón, que no he hecho nada como senador para deshonrar esta institución”, declaró en un discurso desde el hemiciclo. “De todos modos, hoy (jueves) anuncio que en las próximas semanas renunciaré como miembro del Senado”, dijo.

“Me voy ahora, cuando un hombre que se ha jactado de agredir sexualmente a mujeres ocupa el Salón Oval”, añadió, refiriéndose al presidente republicano Donald Trump.

Muchos legisladores y legisladoras estiman que el Congreso de Estados Unidos se encuentra en un momento de transición, en el que cada uno debe adoptar, sin la menor ambigüedad, una política de tolerancia cero con cualquier comportamiento inapropiado, y con mayor razón frente al acoso o las agresiones sexuales.

Por eso, el miércoles, en menos de 24 horas, 32 de los 48 senadores demócratas pidieron la dimisión de Al Franken, de 66 años. Un movimiento lanzado por un grupo de senadoras, luego de que se develara un nuevo testimonio contra él -el séptimo- en el que una mujer le señalaba de intentar abrazarla a la fuerza en 2006, antes de su elección al Senado.

El Congreso es desde hace mucho una institución machista. Las mujeres son hoy apenas el 20% de los miembros del Legislativo. Pero hace 20 años eran solo 12% y hace treinta años, 5%.

La senadora Kirsten Gillibrand, había sido clara: “Basta”, dijo. “El país necesita esta conversación. Es un error establecer alguna diferencia entre agresión sexual, acoso sexual o gesto desubicado. Hay que establecer una línea roja y decir que ninguno de esos comportamientos es aceptable”.

Otro legislador demócrata, el decano de la Cámara de Representantes, John Conyers, dimitió el martes a los 88 años. Está acusado de acoso sexual reiterado a sus excolaboradoras.

Algunos demócratas piden a los republicanos que apliquen el mismo rigor en sus filas, sobre todo con Roy Moore, un exmagistrado acusado de manosear a menores en los años 1970 y que el martes próximo puede ser electo senador por Alabama.