Durante la mañana de este domingo un hombre abrió fuego en una iglesia de Texas, asesinando a “unas 26 personas” que participaban de un servicio religioso en una comunidad del sur de EEUU, un país aún impactado por el peor tiroteo de su historia, que tuvo lugar a principios de octubre en Las Vegas.

Los disparos comenzaron a eso de las 11:30 horas locales en la First Baptist Church de la comunidad de Sutherland Springs, señaló en su portal la cadena KSAT12.

Según este medio, un testigo explicó que un hombre ingresó a la iglesia y de inmediato comenzó a disparar sobre alrededor de 50 parroquianos entre niños, jóvenes y adultos.

Albert Gamez Jr, un responsable del condado de Wilson, donde se encuentra la First Baptist Church de Sutherland Springs, dijo a la Agence France-Presse que había sido informado de un balance de “27 muertos y más de 20 heridos”, pero señaló que esperaba confirmación formal de esa cifra.

Esta confirmación llegó mas tarde en manos del Gobernador, quien dijo que cerca de 26 personas habían muerto en el incidente y varias más resultaron heridas.

Asimismo se informó que el atacante murió, pero que la policía no se había enfrentado con él, pues lo encontraron muerto al interior de su vehículo.

Reacciones

Este es un hecho que impacta no sólo por sus elevadas cifras de muertos, sino que también por la cercanía temporal con otros ataques que se han registrado en EEUU. Es por esto que de inmediato comenzaron a surgir reacciones de autoridades y mandatarios a través de las redes sociales.

“Nuestras oraciones van a todos aquellos que fueron afectados por este acto demoníaco. Nuestros agradecimientos a las fuerzas del orden por su respuesta”, dijo el gobernador de Texas, Greg Abbott.

“Que Dios esté con la gente de Sutherland Springs, Texas. El FBI & agencias de la ley están en la escena. Estoy monitoreando la situación desde Japón”, escribió en su primera reacción al tiroteo el presidente estadounidense Donald Trump.

“Cuanto nos duele las noticias en Estados Unidos de un tiroteo; se habla ya de unos 20 muertos y 27 heridos. El terror”, manifestó el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega.

“Lamentable noticia el tiroteo en Texas. Mi más sincero pésame a las familias de las víctimas y al pueblo de EE.UU”, señaló la presidenta Michelle Bachelet.

Debate sobre las armas

El 1 de octubre, Estados Unidos sufrió el peor tiroteo de su historia, cuando un hombre armado disparó desde una habitación de un hotel de Las Vegas, Nevada, matando a 58 personas e hiriendo a cerca de 550, de las 22.000 que asistían a un concierto al aire libre de música country.

El autor de la masacre, Stephen Paddock, un rico contador jubilado de 64 años que se suicidó tras el ataque, había transportado un verdadero arsenal a su habitación del piso 32 del hotel Mandalay Bay. El grupo Estado Islámico (EI)reivindicó el ataque, pero los investigadores no han encontrado elementos que permitan sostener esa hipótesis y desconocen aún las motivaciones de Paddock.

El incidente de Texas ocurre además una semana después que un ciudadano uzbeko arrollara peatones y ciclistas en Manhattan con una camioneta, matando a ocho personas, entre ellas cinco argentinos. El EI dijo que el atacante era uno de sus “soldados”, contra el cual el presidente Trump pidió la pena de muerte.

Dos años antes, un supremacista blanco, Dylann Roof, entró a la iglesia de Emanuel, en Charleston, Carolina del Sur, símbolo de la lucha de los negros contra la esclavitud, y mató a tiros a nueve personas. En enero pasado, Roof fue condenado a la pena capital.

Todos los años, más de 33.000 personas mueren en Estados Unidos víctimas de las armas de fuego (22.000 de los casos son suicidios), de acuerdo a un estudio reciente. El debate sobre la reglamentación de las armas se relanza tras cada tiroteo, sin que la legislación pueda ser modificada, debido, entre otros motivos, a la influencia ejercida por la Asociación Nacional del Rifle, el poderoso lobby de las armas.