El huracán Harvey dejó al menos 42 muertos y golpeó fuertemente a Houston, Texas, la cuarta ciudad más grande del país, causando considerables daños materiales que se estiman en unos 100.000 millones de dólares.

Tras el paso del fenómeno natural, se han conocido las historias de algunas víctimas fatales de Harvey, como fue el caso de Andrew Pasek, un joven que falleció electrocutado y que habría salvado a su mejor amigo, antes de morir.

El incidente se registró el martes 29 de agosto, cuando las lluvias habían terminado, por lo que las autoridades de Houston determinaron liberar el agua que había quedado acumulada en dos represas de la zona oeste de la ciudad, con el fin de evitar que se rompieran y provocar una tragedia mayor.

La familia de Pasek vivía en esa zona, por lo que debieron abandonar su casa, a la que recién habían regresado, pero como no tenían transporte para animales, tuvieron que dejar a la gata de su hermana en el segundo piso de la vivienda y con comida, consigna diario El País de España.

Un día después, Andrew fue con un amigo de la infancia, Sean Stuart, a su casa, para revisar cómo estaba la mascota de su hermana. Debido a la profundidad del agua que había en el lugar, se acercaron a pie a la vivienda.

“Según lo que nos ha contado Sean, Andrew iba caminando delante y sintió la corriente. Hace años se había roto el tobillo y tenía una placa y clavos. La electricidad fue a su tobillo. Empezó a dar saltos. Perdió el equilibrio y cayó junto a la farola. Cuando Sean fue a ayudarle, Andrew le dijo: ‘No me toques, me estoy muriendo”, relató Jodell Pasek, padre del joven.

Stuart comenzó a pedir ayuda a algunos vecinos, quienes llamaron al 911. Hasta el lugar llegaron dos botes de emergencia, pero no pudieron ayudar al joven, a causa de la corriente eléctrica.

Cuando finalmente lograron cortar la electricidad, cuyo suministro nunca fue cortado por la empresa proveedora, ni tampoco por la familia Pasek, se percataron que el joven ya había fallecido.

El padre de Andrew indicó que contó la historia de su hijo, para que las personas tomen conciencia de que en una inundación, la emergencia no termina cuando deja de llover, sino que persiste durante varios días.

“Mientras las compañías de la luz mantengan el servicio, la gente no se va, simplemente no lo hace. Ese día había gente fuera que sabía que les iba a entrar el agua y había niños jugando en la calle (…) Sólo quiero que la gente sepa el peligro que hay”, agregó Jodell Pasek.