El presidente estadounidense Donald Trump advirtió este jueves que las relaciones entre Washington y Moscú están en un “muy peligroso” bajo nivel, un día de después de firmar un nuevo paquete de sanciones que un alto funcionario ruso calificó de “guerra económica”.

“Nuestra relación con Rusia está en un bajo histórico muy peligroso”, expresó en la red Twitter el mandatario, que el miércoles promulgó una ley que incluye sanciones a Rusia y que había sido aprobada por el Congreso la semana pasada.

“Se lo podemos agradecer al Congreso, ¡la misma gente que ni siquiera es capaz de darnos salud!”, agregó en referencia a la reciente derrota en el Senado de sus planes de reforma del sistema de seguros de salud.

Trump selló a regañadientes la ley, e inmediatamente divulgó una nota oficial donde consideró la iniciativa “seriamente defectuosa” por incluir restricciones a la capacidad del Poder Ejecutivo de negociar con otros países.

La nueva ley -que también incluye medidas contra Corea del Norte e Irán- afecta sobre todo al sector energético de Rusia y otorga a Washington la posibilidad de sancionar a empresas involucradas en el desarrollo de oleoductos en ese país.

“Guerra económica”

Moscú reaccionó con furia a las sanciones, que buscan castigar al Kremlin por su presunta injerencia en la campaña presidencial estadounidense de 2016. Consideró que la ley de sanciones estadounidense es tan “peligrosa que podría minar la estabilidad” en el mundo y no descartó “otras medidas de retorsión”.

El fin de semana, el gobierno ruso ya había dispuesto una reducción del personal diplomático estadounidense, por lo que 755 funcionarios deberán dejar el país.

Por su parte, el primer ministro ruso, Dimitri Medvedev, afirmó el miércoles en la noche en la red Facebook que las medidas estadounidenses equivalían a “una guerra económica abierta” y que el presidente Trump había demostrado “una debilidad total”.

Para Medvedev, el Congreso sometió a Trump a una situación “humillante”, al dejarle un limitado margen de maniobra a la Casa Blanca en este tema.

La gestión del magnate republicano, que comenzó en enero pasado, se ha visto ensombrecida por denuncias de que su equipo de campaña actuó en connivencia con Rusia durante la última carrera presidencial.

La escalada de sanciones a Rusia había comenzado con el predecesor de Trump, Barack Obama, quien en diciembre ordenó cerrar dos complejos de vacaciones del personal diplomático ruso en territorio estadounidense, y dispuso que varios funcionarios abandonen el país.

Esas sanciones decretadas por Obama fueron una respuesta a las denuncias formuladas por órganos estadounidenses de inteligencia sobre la participación rusa en el pirateo de correos electrónicos del Partido Demócrata, rival de Trump, durante la campaña electoral.

Además, el gobierno de Obama había aplicado sanciones desde 2014 a raíz de la intervención rusa en Ucrania.

Empeño en mejorar el diálogo

Después de su llegada a la Casa Blanca, Trump buscó mejorar las relaciones con Rusia, y los dos países se empeñaron en mantener un canal centrado en las acciones militares en Siria para evitar enfrentamientos directos.

Trump mantuvo dos encuentros con su par Vladimir Putin en el marco de la cumbre del G20 en Alemania, en julio, cuando ambos buscaron disipar tensiones y mejorar el diálogo bilateral, esfuerzo que parece haber sido arrojado por la borda con el nuevo paquete de sanciones.

El jefe de la diplomacia estadounidense, Rex Tillerson, advirtió el martes que las relaciones entre los dos países pueden empeorar.

Hasta la Unión Europea expresó su preocupación ante los efectos del nuevo paquete de sanciones estadounidenses contra Rusia.

Trump niega la existencia de cualquier colusión con Rusia para durante la campaña para derrotar a la aspirante demócrata, Hillary Clinton, e insiste en que esas denuncias son una “caza de brujas”.

El fiscal especial, Robert Mueller, conduce las investigaciones sobre la eventual injerencia rusa en las elecciones.