Dos docenas de demócratas del Congreso lanzaron una moción de desconfianza contra Donald Trump, un acto que no es vinculante políticamente pero que pone de manifiesto el rencor inspirado por el presidente estadounidense.

“Es un intento de una intervención política”, dijo el representante Steve Cohen a los periodistas, al anunciar la moción que pone en tela de juicio las capacidades de Trump como presidente.

El Congreso sólo puede destituir a un presidente a través de un “impeachment” (juicio político), por lo que una moción de desconfianza no es vinculante.

Con este gesto, los demócratas pretenden enviar un mensaje de frustración ante un líder que se ha negado a exhibir su liquidación de impuestos, que ha agredido verbalmente a las mujeres y a la prensa, que ha sacado a Estados Unidos de un pacto climático esencial y que ha puesto en duda la utilidad de las alianzas tradicionales.

Si Cohen empleara los mecanismos procesales para presentar la resolución al pleno de la Cámara, aunque solo fuera para pedir votos, ésta podría constituir un rechazo simbólico.

Cohen dijo que la resolución detalla “las fechorías y las acciones que han hecho que la gente tenga poca confianza en él y en la dirección que lleva al país”.

Las mociones de desconfianza en el Congreso son poco habituales.

En 2007, el Senado consideró una moción de desconfianza contra el fiscal general de la era Bush, Alberto Gonzalez, pero ésta no avanzó.

A principios de este mes un congresista demócrata se convirtió en el primer legislador estadounidense en presentar formalmente una moción de “impeachment” contra Trump, pero ésta fue formalmente ignorada por la mayoría republicana.