Los dirigentes del G7 intentan allanar diferencias sobre comercio y cambio climático este sábado, tras una primera jornada de trabajo que no permitió acercar posiciones con el presidente norteamericano Donald Trump.

Tras una gira por Medio Oriente en la que predominó un clima de cooperación, Trump cambió de tono frente a sus aliados europeos, a pesar de los reiterados intentos de sus interlocutores para convencerlo.

El viernes, los jefes de Estado y Gobierno del G7 reunidos en cumbre en Taormina, Sicilia, hallaron algunos puntos de coincidencia, especialmente en materia de lucha contra el terrorismo tras el atentado de Manchester y la matanza de cristianos en Egipto, pero también se toparon con divergencias como sobre el cambio climático.

En ese tema no logró superarse el statu quo, a pesar de los esfuerzos de los europeos (Alemania, Francia, Italia y Unión Europea), de Japón y de Canadá para convencer a Estados Unidos.

Una eventual declaración común del G7 sobre esa cuestión crucial quedó en veremos la noche del viernes y nada permitía indicar si finalmente se llegaría a un acuerdo, según fuentes diplomáticas.

Estados Unidos dijo que quiere seguir reflexionando acerca de su posición de cara al acuerdo de París sobre cambio climático destinado a reducir la emisión de gases con efecto invernadero, mientras que los otros seis países del G7 reafirmaron su voluntad de aplicarlo.

El punto de vista del presidente norteamericano “evoluciona, vino aquí para aprender”, aseguró su consejero económico, Gary Cohn. Sin embargo, las otras delegaciones se mostraron escépticas. Y el propio Cohn planteó rápidamente los límites de esa apertura: la posición que adoptará Trump se basará en “lo que sea mejor para Estados Unidos”.

La canciller alemana Angela Merkel, gran defensora del acuerdo de París, evocó ante la prensa “discusiones animadas” sobre el clima, al admitir que sobre algunos temas no hubo acuerdo.

El comercio internacional y su papel en el crecimiento económico mundial fue otro punto de bloqueo. Allí también, las posiciones se encuentran muy alejadas entre Estados Unidos y el resto del G7 y tampoco logró redactarse ningún texto de compromiso el viernes.

Arduas negociaciones

“Los consejeros diplomático vana a tener que trabajar duro esta noche”, advirtió Merkel.

Los dirigentes del G7 tendrán un cuarto intermedio durante la mañana para un encuentro con los dirigentes de cinco Estados africanos: Níger, Nigeria, Etiopía, Kenia y Túnez.

Italia, que actualmente preside el G7, hizo de África una de sus prioridades y quiere que el G7 adopte en Taormina una ambiciosa declaración sobre la “movilidad humana”, es decir sobre el tema sensible de las migraciones.

Tuvo sin embargo que rever a la baja sus ambiciones y el tema se redujo a unas escasas líneas en la declaración final, admitieron fuentes diplomáticas italianas.

“Tendremos un párrafo en la declaración final, pero sobre este tema también hay que seguir trabajando”, admitió la canciller alemana.

El G7 logró con todo suscribir el viernes a una declaración sobre el terrorismo, en la que acentúa la presión sobre los gigantes de internet para que luchen más eficazmente contra los contenidos radicales, a pedido de Gran Bretaña.

El G7 también expresó su preocupación por el regreso de combatientes del extranjero, especialmente tras el atentado de Manchester cometido por un británico de origen libio que al parecer viajó a Siria tras una visita a Libia.

También se evocará la situación en país, nuevamente sumido en el caos tras la reanudación de combates al sur de Trípoli y los bombardeos egipcios en el este del país luego de la matanza de cristianos en Egipto.

A pedido de Japón, los dirigentes del G7 también se pondrán de acuerdo en una posición de firmeza frente a Corea del Norte, tras los lanzamientos de misiles balísticos por el régimen de Pyongyang.

Sobre este punto, Donald Trump aseguró al primer ministro japonés Shinzo Abe que el problema norcoreano será “resuelto”.