Los líderes del Congreso estadounidense presentaron este lunes un acuerdo para dotar al gobierno federal de un presupuesto que mantiene el plan de la Casa Blanca de potenciar la defensa, pero no incluye previsión para el polémico muro en la frontera con México.

Resultado de semanas de negociaciones entre legisladores republicanos y demócratas, el acuerdo alcanzado permite financiar el funcionamiento federal por lo menos hasta el 30 de septiembre, sin el riesgo de un cierre por falta de presupuesto.

Este entendimiento deberá ser aprobado esta semana primero en la Cámara de Representantes y a continuación en el Senado, para destinar aproximadamente 1,1 billones de dólares para cubrir gastos considerados fundamentales.

El acuerdo, plasmado en un texto de 1.665 páginas, representa un delicado equilibrio entre la propuesta de presupuesto lanzada el mes pasado por el presidente Donald Trump y las exigencias impuestas por la oposición en el Congreso para que el proyecto prospere.

De esta forma, la propuesta reserva 598.500 millones de dólares para el sector de Defensa, un aumento de 25.000 millones o 4,5% con relación a 2016.

Ni un dólar al muro

“Estados Unidos será más fuerte y más seguro gracias a este presupuesto”, dijo el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Paul Ryan.

El acuerdo responde “al compromiso del presidente Trump de reconstruir nuestras fuerzas armadas para el siglo XXI y reforzar nuestras fronteras para proteger el país”, añadió.

El texto también incluye una previsión por 1.500 millones de dólares para el incremento de la seguridad fronteriza, además de contratación de nuevos agentes para la patrulla de la frontera.

Esto incluye recursos para las operaciones de arresto y deportación de inmigrantes en situación irregular y que hayan cometido delitos, contratación de jueces para tribunales migratorios y construcción de nuevas instalaciones para mantener personas detenidas.

Sin embargo, el acuerdo no prevé ni un solo dólar para el polémico muro que Trump propone construir en la frontera con México y que cada día parece más improbable, a raíz de su costo estratosférico y la falta de un presupuesto específico.

El pasado 16 de marzo, cuando la Casa Blanca anunció el proyecto de presupuesto que enviaría al Congreso, el texto asignaba 2.600 millones de dólar a la “planificación, diseño y construcción” del controvertido muro fronterizo.

Pero de inmediato se tornó evidente que las bancadas de la oposición demócrata no aprobarían un presupuesto federal que incluya provisiones para el muro, y ante la necesidad de garantizar esos votos, la Casa Blanca no tuvo otra opción que dejar la idea a un lado.

“Espero que (Trump) pida a México que incluya en su propio presupuesto” los fondos para el muro, ironizó la senadora demócrata Patty Murray.

“Tenemos tiempo”

Este lunes, el portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, admitió que el gobierno no ha “obtenido todo lo que queríamos” pero asomó que aún hay tiempo para una renegociación: “Estamos a cinco meses del presupuesto para 2018”.

El viernes, al hablar ante la Asociación Nacional del Rifle (NRA, en inglés), Trump había asegurado que el muro será construido, aunque no ofreció detalles. “Tenemos todo el tiempo que haga falta”, dijo el mandatario.

Así, la ausencia de cualquier provisión para el muro no constituye precisamente una sorpresa en este presupuesto temporario hasta septiembre, pero confirma que el presidente usó la idea como una carta en la negociación.

Ya desde la campaña electoral del año pasado Trump insiste en que, de una forma o de otra, México pagará por el muro, pero para el inicio de cualquier obra requiere de fondos disponibles en un presupuesto aprobado por el congreso.

La oposición quedó satisfecha con la propuesta presupuestaria.

“Es un buen acuerdo para el pueblo estadounidense, y deja la posibilidad de una parálisis del gobierno fuera de la mesa”, dijo el jefe de la minoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer, en un comunicado.

“La ley asegura que los dólares de los contribuyentes no sean usados para financiar un muro fronterizo inefectivo, (…) e incrementa inversiones en programas por los que la clase media se preocupa como la investigación sanitaria, la educación y las infraestructuras”, agregó.