Después de jurar como presidente, Donald Trump dio un discurso por cerca de 20 minutos, donde -entre otras cosas- habló sobre eliminar el terrorismo islámico de “de la faz de la tierra” y que devolvería a los ciudadanos el poder de Washington.

A partir de ahora, será solo Estados Unidos en primer lugar“, afirmó en su discurso inaugural.

Trump, que quiere deportar a millones de inmigrantes y construir un muro en los 3.200 km de frontera con México, también enumeró “dos reglas simples: compre estadounidense y contrate estadounidenses“.

“La ceremonia de hoy tiene un significado muy especial porque no estamos meramente transfiriendo el poder de un gobierno a otro, o de un partido a otro. Estamos transfiriendo el poder de Washington DC y devolviéndose a ustedes, la gente”, dijo Trump.

Lamentó que Estados Unidos “enriquezca a industrias extranjeras” y “subsidie ejércitos extranjeros”. “Hemos defendido las fronteras de otros países mientras nos hemos negado a defender las nuestras (…) Debemos proteger nuestras fronteras de los estragos de otros países que fabrican nuestros productos, roban a nuestras empresas, y destruyen nuestros empleos”, sostuvo.

La victoria de Trump, que dejó atónito al planeta, está anclada sobre todo en los votos de una clase trabajadora blanca que desconfía de los políticos tradicionales y que siente que la globalización le ha perjudicado, trasladando empleos a México o China.

Los aliados tradicionales de Estados Unidos observan al magnate inmobiliario neoyorquino con inquietud: tras una divisiva campaña, el republicano Trump, de 70 años, llega a la Casa Blanca con la menor popularidad de un nuevo presidente en cuatro décadas.