El secretario estadounidense de Defensa Ashton Carter, de visita en Afganistán, reafirmó el viernes el compromiso de Washington con este país, ante la incertidumbre sobre la estrategia que seguirá Donald Trump en el conflicto más largo en el que Estados Unidos está implicado.

Carter se reunió con el presidente afghano Ashraf Ghani y con militares estadounidenses en ocasión de su última visita oficial a Afganistán antes de pasar el testigo a su sucesor, el exgeneral James Mattis, considerado partidario de la línea dura.

La visita se produce en un momento de creciente inquietud por la situación de inseguridad en Afganistán, donde unos 10.000 militares estadounidenses apoyan a las tropas afganas que combaten a duras penas a los insurgentes talibanes y a grupos ligados a Al Qaeda y al Estado Islámico (EI).

Estados Unidos está y seguirá estando comprometido con un Afganistán soberano y seguro“, declaró Carter en una rueda de prensa conjunta con Ghani.

“Estamos al lado de los afganos que han tomado riesgos y han hecho tantos sacrificios”, añadió.

Ghani agradeció a Carter el apoyo militar y el sacrificio de las tropas estadounidenses en Afganistán, cuyo futuro es incierto ante la llegada al poder de Trump.

Afganistán fue mencionado en muy pocas ocasiones durante la campaña presidencial en Estados Unidos, pese a tratarse de uno de los expedientes más complejos para el nuevo presidente.

Trump ha dado muy pocos detalles sobre sus proyectos en términos de política exterior, incluido Afganistán, donde 15 años de conflicto y cientos de miles de millones de dólares invertidos desde la invasión estadounidense de 2001 no han permitido restablecer la seguridad.

Los talibanes se encuentran en plena ofensiva en todo el país pese a la cercanía del invierno, que suele marcar una tregua de los combates y la intensificación de los esfuerzos internacionales para relanzar las conversaciones de paz.

El presidente Trump deberá decidir especialmente la magnitud del despliegue estadounidense en Afganistán, aunque Mattis, que dirigió a las tropas en ese país durante un tiempo, en principio es contrario al plan de retirada.

Para enero de 2017, cuando el presidente Obama deje el cargo, quedarán 8.400 soldados estadounidenses en suelo afgano.