La conversación telefónica entre Donald Trump y la presidenta taiwanesa Tsai Ing-wen, seguida de unos tweets poco protocolares, dejó estupefactos a los círculos diplomáticos y provocó furia y preocupación en Pekín, generando preguntas sobre las intenciones del multimillonario y el futuro de las relaciones sino-estadounidenses.

¿Por qué tanto ruido?

¿Por qué una sola llamada telefónica generó tanta agitación en las cancillerías? Porque al entrevistarse directamente por vía telefónica con Tsai Ing-wen, Donald Trump rompió con 40 años de diplomacia estadounidense.

Taiwán está de facto separado de China desde 1949, con el fin de la guerra civil que vio a las tropas nacionalistas refugiarse en la isla.

China ha considerado siempre a Taiwán parte integrante de su territorio, que puede ser retomado por la fuerza.

Tres décadas más tarde, Estados Unidos terminó por reconocer a China comunista y rompió sus relaciones diplomáticas con Taiwán.

Desde 1979, ningún presidente o presidente electo estadounidense habló con un dirigente taiwanés, y Washington defiende la política de una “China única”.

Pero al mismo tiempo, la actitud estadounidense es ambigua: Estados Unidos, para respetar su compromiso de asegurar la seguridad de Taiwán, continúa suministrando a la isla equipo militar ante la molestia de China. Esta ambigüedad fue revelada por la llamada de Donald Trump.

Reacción china

El jefe de la diplomacia china Wang Yi se limitó a fustigar el sábado “una maniobra de Taiwán”, mientras que el ministerio de Relaciones exteriores lanzaba una advertencia de principio.

Al criticar en Twitter las construcciones militares del régimen comunista en el mar de China meridional y acusar a China de devaluar su moneda, Trump desconcertó a las autoridades chinas.

Pero el tono subió fuertemente el martes en la prensa estatal, que denuncia las “motivaciones” secretas del multimillonario, “un inexperto en diplomacia”.

Por ahora las opciones del país del sol naciente tiene son limitadas y la prudencia está predominando. El diario oficial China Daily recomendaba el martes un actitud de espera: el polémico magnate sólo es por ahora presidente electo y no ha asumido.

“China no tiene miedo de Trump”, considera Shen Dingli, profesor de relaciones internacionales en la universidad Fudan de Shangai. “Él es problemático y guardamos una calma respetuosa. Pero si conserva esta actitud luego de su posesión, China replicará”.

Opciones de Trump

Tras el anuncio de la conversación con la presidente Tsai, diplomáticos y expertos consternados denuncian la improvisación y la falta de experiencia del magnate inmobiliario.

En realidad, como lo mostraron varios medios de comunicación estadounidenses, se trata de una audacia calculada, fruto de largas y deliberadas negociaciones y un medio para mostrar que el millonario no dudará en afrontar a China.

Trump se ha mostrado desde hace tiempo favorable al incremento de la venta de armas a Taiwán, y se ha rodeado de fervientes defensores de un mejoramiento de las relaciones con la isla democrática, en particular el futuro secretario general de la Casa Blanca, Reince Priebus.

Por ahora China vigilará con cuidado la decisión de Trump sobre el futuro secretario de Estado, ya que entre los candidatos posibles figuran partidarios de la línea dura frente al gigante asiático, como John Bolton.

Trump se debía entrevistar el martes con el gobernador de Iowa Terry Branstad, quien sostiene relaciones personales con el presidente chino Xi Jinping, y estaría interesado en el puesto de embajador en China: tal nombramiento podría ser recibido con alivio en Pekín.