Para Nueva York, orgullosa de su diversidad y tradicionalmente demócrata, la elección del outsider multimillonario Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos es un trago más que amargo de tragar.

Algunos dicen que ya están haciendo planes para mudarse al extranjero, y que no imaginan cómo será el gobierno de una persona tan impredecible e impulsiva, racista y misógina que no tiene ninguna experiencia política.

En el bar mexicano “Campeón” de Union Square, donde cientos de jóvenes neoyorquinos, en su mayoría votantes de la demócrata Hillary Clinton, se reunieron para seguir los resultados de la elección, el ambiente pasó de la algarabía entre ríos de cerveza Corona a la desazón y la incomprensión al avanzar la noche.

El DJ se fue, la música paró, y finalmente el bar quedó semidesierto mucho antes del resultado final. Al fin y al cabo, a nadie le gusta llorar en público.

“Me mudo”

“Estoy realmente y jodidamemte decepcionada. Como presidente, Trump será un desastre. ¡Ni siquiera puede controlar su cuenta Twitter a las 3 am! Es peligroso. No son sus decisiones, es su boca lo que es un problema”, dijo Crystal, una neoyorquina de 35 años que no quiso dar su apellido.

“Personalmente, yo me mudo al extranjero. Ya estoy haciendo planes. No me voy a quedar aquí. Y eso que estoy registrada como republicana”, contó.

“Qué tristeza este resultado, refleja mucho la mayoría de este país, la falta de educación, el racismo. La gente no se informa bien, ya vemos los efectos en el mercado. El Dow Jones está bajando siete puntos y Wall Street ni siquiera ha abierto”, sostuvo Karen Aliaga, una peruana de 33 años que vive en Nueva York y trabaja en publicidad.

Trump condujo una divisiva campaña y con una retórica incendiaria derrotó a la exsecretaria de Estado Clinton, a quien los sondeos daban como favorita por un estrecho margen de poco más de 3%.

“¡Nueva York te odia!”, gritaron varios el martes a Trump, nacido y criado en el distrito de Queens, cuando se bajaba de su limusina para votar en una escuela de Manhattan junto a su esposa Melania. Ayudado por su padre, un exitoso emprendedor inmobiliario, el competitivo Trump hizo fortuna en el mismo sector, y hoy más de una docena de rascacielos de la ciudad llevan su nombre.

La exestrella de la telerrealidad encarnó los miedos de una clase media blanca frustrada y con problemas económicos harta de la clase política, que ansiaba un cambio.

Donald Trump es el presidente electo de Estados Unidos.
Michael Reaves | AFP

Incertidumbre

Kate Kalmyka, una abogada de 36 años que se emocionó hasta las lágrimas al votar por una mujer que podría haberse convertido en la primera presidenta del país, confesó estar “devastada”.

“Perdí la confianza en mis compatriotas. No sé qué nos depara el futuro. Me siento perdida”, dijo.

La situación es tanto peor para 11 millones de inmigrantes indocumentados a quienes Trump prometió deportar si ganaba las elecciones. Y especialmente para los mexicanos, con quien Trump se ensañó y acusó de ser “criminales” y “violadores”, a los que frenará construyendo un muro de 3.200 km en la frontera que deberá ser pagado por México.

Cerca del bar “Campeón”, varios mexicanos que acaban de terminar su jornada laboral en un restaurante cercano, en Downtown, se reúnen para discutir el resultado electoral. Solo uno tiene la ciudadanía.

Hay miedo a Trump entre nosotros los indocumentados, que no son solo mexicanos sino de muchos países. La gente está asustada por sus comentarios racistas. No sabemos si va a hacer lo que ha prometido; estamos en el limbo”, dijo Ulises Delgado, de 34 años, que no puede votar pero trabaja en la cocina de un restaurante de Manhattan “humildemente y honestamente”.

“¿Qué quiere que hagamos? Vamos a seguir trabajando, no podemos hacer nada. Hasta que nos echen”, sentenció otro que no quiso dar su nombre.

El Partido Republicano de Trump consiguió asimismo la mayoría en el Senado y en la Cámara de Representantes.