Donald Trump aseguró este jueves que solo aceptará un resultado “claro” en las elecciones del 8 de noviembre, un día después de causar consternación en el debate contra Hillary Clinton por eludir comprometerse, insinuando un posible fraude.

Aceptaré un resultado claro de las elecciones, pero también me reservo el derecho de responder y presentar cargos legales en caso de un resultado cuestionable”, dijo Trump durante un acto en la ciudad de Delaware, en Ohio, estado clave en los comicios.

En ese mismo discurso, Trump había adelantado que aceptaría el resultado de la elección presidencial pero generó confusión al añadir que eso sólo podría ocurrir si él resultaba el vencedor.

Quiero prometer a todos mis electores (…) que aceptaré totalmente los resultados de esta grandiosa e histórica elección presidencial“, dijo Trump, antes de añadir: “si soy el ganador“.

En el debate mantenido el miércoles con su adversaria demócrata Hillary Clinton, Trump causó consternación al evitar comprometerse a aceptar cualquier resultado de la elección.

Al ser consultado, dijo que verá el tema “en el momento oportuno”, lo que abre una puerta a un cuestionamiento de todo el proceso.

Al abandonar Las Vegas luego del debate, ya en la madrugada de este jueves, Clinton comentó rápidamente a la prensa que fue “horroroso” percibir que Trump evitaba comprometerse a aceptar los resultados electorales.

“Nuestro país ha existido por unos 240 años (…) y no hemos cuestionado elecciones desde el principio. Uno de los principios siempre ha sido que aceptamos el resultado de las elecciones”, expresó.

Impacto en el resto del partido

Más allá de la consternación generada por la declaración de Trump, la polémica sobre la aceptación de resultados generó una onda expansiva al resto del partido Republicano, que en la elección desea consolidar su mayoría en las dos cámaras del Congreso.

La negativa de Trump de comprometerse a aceptar el resultado electoral viene de la mano de la insistencia en sus discursos sobre la “manipulación” de los comicios para beneficiar a Clinton.

Esta visión llevó a Trump a entablar una guerra abierta con “la prensa”, a la que en sus discursos califica como “deshonesta”, una batalla que podría tener que enfrentar en solitario.

Para Robert Erikson, profesor de Ciencias Políticas de la universidad de Columbia, en este nuevo escenario será necesario ver si los aspirantes del partido republicano al Congreso seguirán el liderazgo de Trump o permanecerán alineados con la dirección partidaria.

“Hillary Clinton probablemente ganará la elección presidencial, pero la cuestión ahora es: ¿cuál será el efecto sobre los candidatos republicanos al Senado y a la Cámara de Representantes?”, dijo Erikson.

Para este experto, “los republicanos están con temor de lo que pueda hacer Trump en las próximas tres semanas” antes de la elección del 8 de noviembre.

Paul Ryan, presidente de la Cámara de Representantes (y líder republicano con mayor cargo electivo en el país) ya se distanció formalmente de la campaña de Trump y dijo que el partido debería concentrarse en mantener su mayoría en el Congreso.