Un condenado a muerte fue ejecutado este viernes en Japón, en la primera ejecución desde marzo pasado y la 17º desde el retorno al poder del primer ministro conservador Shinzo Abe hace cuatro años.

Kenichi Tajiri, 45 años, condenado por la muerte de dos mujeres en 2004 y 2011, fue ahorcado al alba, después de que el ministro de Justicia, Katsutoshi Kaneda, diera la orden final, anunció el gobierno.

“Se trata de casos extremadamente brutales que causaron una infinita tristeza a las familias de las víctimas”, declaró Kaneda en una conferencia de prensa.

“Decidí ordenar la ejecución después de una reflexión meditada”, dijo el ministro.

Es la segunda ejecución de un hombre condenado por un tribunal mixto de jueces profesionales y ciudadanos elegidos por sorteo, un sistema instaurado en 2009.

Japón y Estados Unidos son las únicas democracias industriales en aplicar la pena capital, una práctica denunciada por las asociaciones internacionales de defensa de los derechos humanos.

Las ONG critican además la crueldad del sistema en Japón, donde los condenados esperan durante muchos años, totalmente aislados, en los corredores de la muerte.

Actualmente, 128 condenados a la pena capital esperan ser ejecutados, según la prensa japonesa.

El más célebre de ellos es Shoko Asahara, gurú de la secta Aum Shinrikyo (Verdad Suprema), condenado a la pena capital en 2004 por un atentado con gas sarín cometido en el metro de Tokio en 1995, que había causado 13 muertos y más de 6.000 heridos.

En total, 13 miembros de la secta, que llegó a tener 10.000 fieles, fueron condenados a la penal capital, pero ninguno ha sido ejecutado aún.