Un grupo radical cercano a los rebeldes del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), los Halcones de la Libertad del Kurdistán (TAK), reivindicó este viernes el atentado en Estambul y advirtió a los turistas que Turquía “no es un país seguro”.

“El 7 de junio por la mañana, cometimos un ataque contra la policía antidisturbios (…) para vengar la guerra sucia librada en el Kurdistán” por las fuerzas turcas en el sudeste del país, de mayoría kurda, precisó este grupo en una declaración en internet.

“Queremos advertir a los turistas extranjeros en Turquía y a los que quieran ir: los extranjeros no son nuestro objetivo pero Turquía no es un país seguro para ellos”, recalca la organización.

Los TAK nacieron hace unos diez años de una escisión en el movimiento rebelde kurdo, el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), fundado por Abdulá Öcalan, que purga desde 1999 una pena de cárcel en Turquía.

El grupo acusa al Partido de la Justicia y el Desarrollo (islamista conservador) del presidente Recep Tayyip Erdogan, al frente del país desde 2002, de ser “el responsable de las bajas civiles” por haber “impuesto una guerra brutal al pueblo kurdo”, en respuesta a la ofensiva de las fuerzas de seguridad turcas en el sudeste del país.

El atentado con coche bomba del martes en Estambul causó 11 muertos.

Otro ataque cometido el miércoles, también con coche bomba, contra una comisaría en Midyat, una localidad del sudeste de Anatolia cercana a la frontera siria, se cobró seis muertos, tres de ellos policías. El PKK lo reivindicó el jueves.

El primer ministro Binali Yildirim descartó un diálogo con el PKK después de estos dos atentados.

El país ha sufrido este año varios ataques cometidos por yihadistas y otros vinculados con el conflicto kurdo que han dejado decenas de muertos y debilitado al turismo, un sector clave de la economía.

“En los últimos días nos ha llegado información de la organización terrorista (PKK), de forma directa o indirecta, diciendo: ‘Podemos negociar, podemos deponer las armas, hablemos"”, declaró el miércoles el primer ministro.

“Amigos, no hay nada de qué hablar”, añadió, citado por la agencia de prensa Anatolia.

Yildirim encabeza el gobierno desde mayo, en sustitución de Ahmet Davutoglu. Solía ser favorable a la reanudación del diálogo con los independentistas kurdos pero ahora comulga con la línea dura del presidente.

Erdogan advirtió esta semana que la lucha contra los insurgentes kurdos continuaría “hasta la apocalipsis” en un discurso pronunciado después del atentado con coche bomba en Estanbul.

El sudeste de Turquía vive al compás de los enfrentamientos diarios entre las fuerzas de seguridad turcas y los rebeldes desde la reanudación de las hostilidades en el verano de 2015. Ponían fin a dos años de negociaciones de paz entre Ankara y el PKK para acabar con la rebelión que ha causado 40.000 muertos desde 1984.