Entre rezos y oraciones, unas 20 personas participaron de una ceremonia religiosa en ambos lados de la barrera fronteriza que divide a México y Estados Unidos, para denunciar la retórica del presidente Donald Trump contra los mexicanos y los inmigrantes.

“Este muro es un símbolo de división, pero al mismo tiempo hemos encontrado la forma de conectarnos y escucharnos y de continuar nuestra relación pese al metal (de la reja)”, dijo el pastor presbiteriano Tim Gray, quien ofició el culto en la estadounidense El Paso.

Por su parte, Manuel Pacheco, quien participó desde la mexicana Ciudad Juárez, dijo que también oran por los migrantes centroamericanos que intentan cruzar México rumbo a Estados Unidos.

“Nuestra visita es para orar por ellos, vienen con muchas dificultades, y orar por los que han intentado cruzar”, comentó.

Bajo un sol inclemente y la mirada curiosa de algunos niños del lado mexicano, los participantes oraron y se dieron la mano a través de la reja fronteriza.

Al mismo tiempo, repartieron vino y criticaron el muro que divide ambos países y el trato que da Estados Unidos a los migrantes, en particular desde que el magnate Trump llegó a la Casa Blanca el año pasado.

“Necesitamos reforma migratoria, a los migrantes los debemos tratar con respeto. No estamos en guerra con México ni con nadie”, dijo el reverendo Francisco Abañuelas desde el lado estadounidense.

Explicó que los participantes estadounidenses del culto viven en la costa este y buscan conocer la realidad de la frontera con México.

La relación entre México y Estados Unidos se ha deteriorado desde que Trump lanzó su campaña electoral en 2016, amenazando con erigir una nueva muralla fronteriza, más alta y hermética, pagada por los propios mexicanos.

Además, el drama de los migrantes centroamericanos que cruzan México para llegar a Estados Unidos adquirió más visibilidad este año ante una caravana migrante que partió a finales de marzo de Tapachula, en el sureño estado mexicano de Chiapas, para llegar a Estados Unidos.

Aunque Trump exigió a México detenerla, muchos de ellos ya cruzaron desde Tijuana (Baja California, noroeste) para pedir asilo a las autoridades estadounidenses.