Marcado por pertenecer a una familia muy cercana al exdictador Alfredo Stroessner, el presidente electo de Paraguay, Mario Abdo Benítez, del gobernante partido Colorado, se esfuerza por mostrar sus credenciales democráticas y republicanas sin renegar de sus orígenes.

“No puedo olvidarme de recordar a mi padre, que fue un gran colorado”, dijo en su primer discurso luego de su proclamación por el Tribunal Electoral la noche del domingo.

Su padre, de nombre Mario Abdo igual que él, fue el secretario privado de Stroessner. Entre ellos había un parentesco por parte de las abuelas.

“Lo que a mí me cuentan es que muchas veces Stroessner antes de que sea presidente, cuando venía a Asunción (desde el interior) para estudiar en el Colegio Militar se quedaba en la casa de mi abuela, porque había un parentesco lejano entre mi abuela y la mamá del general Stroessner”, ha explicado en varias entrevistas.

Pero ese pasado ha quedado al margen de su carrera política y no afectó su carrera a la presidencia.

“Me enorgullece que víctimas que sufrieron maltratos y torturas en esa época (la dictadura de Stroessner, 1954-89) hoy trabajan conmigo.
Esta es otra era. Si hubiera tenido rechazo no estarían conmigo”, aseveró poco antes de la elección.

“Los que tienen menos de 40 años ya no se acuerdan de esa dictadura”, comentó el analista político Francisco Capli a la AFP al explicar por qué no fue tema de la campaña.

De 46 años, graduado en mercadeo en Estados Unidos, “Marito”, como se le conoce popularmente, ganó la presidencia con 46,49% de los votos al liberal Efraín Alegre, de la coalición de centro izquierda Alianza Ganar.

De la alta sociedad

Divorciado de Fátima María Díaz Benza, con quien tuvo dos hijos, Abdo se volvió a casar con Silvana López Moreira Bo, hija de una familia de la alta sociedad de Asunción.

Tiene una sola hermana y siete hermanastros.

Asegura haber construido una identidad propia a pesar de su origen, criado entre oropeles y cortesanos como un principito. Estudió en el exclusivo Colegio San Andrés de Asunción donde los nietos de Stroessner fueron sus compañeros de aula.

“La crítica de mi liderazgo pegado al stronismo lo vengo asimilando desde que me introduje a la política (en 1992)”
, dice.

“Yo lamento la parte negra de nuestra historia, pero como muchos paraguayos pienso que no debe ser una excusa para mantener una división entre compatriotas. Yo tenía 16 años cuando cayó Stroessner”, afirma.

Confrontado con Cartes

Su padre fue procesado por enriquecimiento ilícito. Fue uno de los primeros presos de la democracia que se instaló tras la caída de Stroessner, pero finalmente fue sobreseído.

Ingresó a la militancia política dentro del movimiento Paz y Progreso, el lema del gobierno de la dictadura. Asistió a los funerales de Stroessner en su exilio de Brasilia en 2006 y propuso que el partido Colorado le rindiera tributo.

En 2013 fue elegido senador y ungido presidente del Congreso en 2015, año que marcó el punto de inflexión y de ruptura en sus relaciones con el presidente Cartes.

Marito del Siglo XXI

En la crisis de marzo de 2017 los opositores reaccionaron con violencia y quemaron una parte del Congreso en protesta contra la pretensión del presidente Cartes de hacer aprobar una enmienda que lo habilitara a la reelección.

“Estuve en la plaza. He defendido nuestro sistema de República”, señala con convicción.

“Ojalá le pueda demostrar al pueblo que yo soy Marito del siglo XXI y que con mi conducta se puedan con el tiempo sentir tranquilos. Yo quiero demostrar que mi compromiso es con el futuro del Paraguay”, remarca.

Sin embargo, para su rival Efraín Alegre, “Marito representa al pasado”, y para Mateo Balmelli, jefe de campaña del aspirante opositor, está “muy verde para ser presidente”.