El juez brasileño Sergio Moro emitió este jueves una orden de prisión contra el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, condenado a 12 años y un mes de cárcel por corrupción, informó la Agence France-Presse.

El magistrado, emblema de la operación Lava Jato, indicó en su decisión que le concede a Lula, “en consideración de la dignidad del cargo que ocupó, la oportunidad de presentarse voluntariamente ante la Policía Federal de Curitiba antes de mañana viernes” a las 17:00 hora chilena.

Prohibió además “la utilización de esposas en cualquier hipótesis”.

La medida sorprendió por su rapidez, menos de 24 horas después de que la corte suprema de Brasil rechazara un recurso del líder de la izquierda para recurrir su sentencia en libertad ante tribunales superiores.

La defensa de Lula no se manifestó de inmediato tras la orden de arresto de Moro, pero más temprano el abogado Cristiano Zanin Martins había declarado a periodistas que no trabajaban “con la hipótesis de la prisión” inmediata.

Más tarde, uno de los abogados de Lula, José Roberto Batochio, lamentó la decisión, que a sus ojos no respeta la posibilidad de presentar unos últimos recursos. “Estamos en un estado de derecho, los poderes tienen sus propias atribuciones”, dijo el letrado a la televisión Band Nuews.

Por su parte, el partido de los Trabajadores (PT) del exmandatario (2003-2010) convocó de inmediato a una “movilización general” contra la detención de su líder.

El exlíder sindical de 72 años, favorito en las encuestas para las elecciones de octubre, fue condenado por haber recibido un apartamento de lujo de una constructora involucrada en el escándalo de Petrobras.

Implicado en otros seis procesos judiciales, el exmandatario niega todas las acusaciones y las considera parte de un complot de las élites para que no pueda volver al poder después de haber dejado el cargo en 2010 como el presidente más popular de la historia reciente de Brasil.

La orden de Moro se dio tras haber sido autorizado a emitirla por el tribunal de apelaciones de Porto Alegre, que ratificó su condena en enero.

¿Candidato entre rejas?

Paradójicamente, la ley brasileña permitiría que Lula haga precampaña desde la cárcel, ya que su postulación solo debería ser invalidada en agosto por la justicia electoral, que impide participar en comicios a personas condenadas en segunda instancia, como es su caso desde enero.

“La principal cuestión es saber lo que el fallo (del STF) significa para las elecciones. No está claro a dónde irán los votos de Lula, pero vale la pena apuntar que Lula tendrá probablemente más dificultades en transferir sus votos a un candidato de izquierda desde la cárcel que si estuviera en actos de campaña”, escribió la consultora Capital Economics en una nota de análisis.

Para los fiscales y jueces de Lava Jato -la operación que desde hace cuatro años viene revelando una gigantesca trama de sobornos en la que también están implicados el presidente Michel Temer y varios de sus aliados- la inminente encarcelación de Lula es un golpe ejemplar contra la corrupción.

Con el PT pudiendo verse forzado a cambiar de candidato a último momento, los comicios de octubre se prevén como los más inciertos desde la restauración de la democracia en 1985.

“Si Lula fuera candidato, estaría en el segundo turno de las elecciones. Si queda fuera, el juego queda abierto y el candidato con mayor preferencia pasa a ser (el diputado ultraderecista) Bolsonaro, con un 21% de preferencia, y otros candidatos en torno al 10%. Entonces, el segundo turno pasa a estar abierto”, dijo a la AFP Michael Mohallem, analista de la Fundación Getulio Vargas en Rio de Janeiro.