El asesinato de la concejal de Río de Janeiro, Marielle Franco, provocó la semana pasada una ola de indignación en Brasil y desencadenó una batalla en internet entre sus defensores y quienes buscan destruir su imagen póstuma.

Decenas de miles de personas salieron a las calles de forma espontánea para repudiar la muerte de una mujer negra, surgida de las favelas, que ganó fama por su defensa de las minorías y sus denuncias de la brutalidad policial en esas barriadas pobres, abatida el 14 de marzo a balazos en pleno centro de Rio.

Los mensajes de las primeras horas mostraban que su muerte tenía el potencial de convertirla en una mártir capaz de unir a sectores, sensibilidades e ideologías diferentes.

Fue ahí cuando la narrativa en torno a Franco cambió de dirección en las redes sociales.

Twitter, Facebook y WhatsApp, todas populares en Brasil, se encendieron con aseveraciones de que la concejal de 38 años podría tener un currículo menos limpio de lo que proclamaba.

¿No habrá sido una drogadicta? ¿No habrá estado casada con el traficante conocido como Marcinho VP? ¿Su tan aplaudida elección al concejo municipal en 2016 no habrá sido financiada por el Comando Vermelho, la facción del crimen organizado de Río?

“Conozcan el último mito de la izquierda, Marielle Franco. Embarazada a los 16 años, exesposa de Marcinho VP, consumidora de marihuana (…) electa por el Comando Vermelho”, tuiteó el diputado Alberto Fraga, del partido de derecha DEM.

La historia sobre el supuesto pasado criminal de Franco inundó internet, a menudo en un lenguaje fuerte.

Una jueza de la corte de apelaciones de Rio, Marilia Castro Neves, afirmó en Facebook que Franco “no era apenas una luchadora”, sino que “estaba involucrada con bandidos” y fue asesinada porque “no cumplió sus compromisos”.

Una afirmación chocante y completamente falsa.

Contraofensiva general

La máquina de rumores trabaja a la velocidad de la luz en Brasil, un país con millones de usuarios en las redes sociales y profundamente dividido entre derecha e izquierda, entre blancos de clase media y alta y negros pobres.

Franco se ganó muchos enemigos en la derecha con sus denuncias contra la violencia policial en las favelas. Algunos, por ejemplo, preguntaban por qué Franco y sus seguidores no mostraban preocupación por el alto número de agentes asesinados en Río, más de 100 en 2017.

Así, el intento de transformar su imagen de paladín de los derechos humanos en simpatizante de criminales cayó en suelo fértil.

“Esto fue una campaña orquestada, no apenas una o dos personas diciendo cosas negativas”, dijo a la AFP Cristiane Costa, coordinadora en la escuela de Periodismo de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ).

Aun así la reacción contraria fue más poderosa, demostrando que es posible combatir el virus de las noticias falsas.

El PSOL, partido de izquierda de Franco, y varios abogados han identificado publicaciones en línea que promueven noticias falsas, para iniciar acciones legales. En menos de una semana recibieron más de 15.000 e-mails, reportó el portal de noticias G1.

Otros responden de forma directa.

“Déjenme decirles otras cosas”, escribió en Facebook Anielle Silva, hermana de Franco.

“Marielle no era una criminal y mucho menos defensora de criminales. Marielle nunca estuvo casada ni involucrada con Marcinho VP, Marielle nunca fue consumidora de drogas y Marielle no fue financiada por una facción”.

La publicación recibió más de 140.000 likes.

La familia de Franco también diseñó una página web llamada “La verdad sobre Marielle”, para refutar de forma precisa cada noticia falsa.

Y los medios tradicionales, que Costa dice tienen “las herramientas para verificar rumores rápidamente”, se sumaron a la causa.

El diario Globo, parte de un poderoso grupo mediático brasileño, dedicó una página entera de su edición de este martes a desmentir esos rumores. “Mentiras no pueden detener la justicia”, tituló el rotativo.

El diputado Fraga borró su tuit.

“El arrepentimiento, tal vez, es haber puesto algo que no había verificado”, afirmó. “Soy un policía, un coronel de la policía [Militar del Distrito Federal], debería tener una información más consistente de una fuente idónea”, admitió.

Por su parte, la jueza dijo que lo ideal habría sido esperar “hasta el fin de la investigación, para en ese momento, siempre en la condición de ciudadana, dar mi opinión”.

Exactamente lo que el manual de combate a las noticias falsas aconseja.