Corea del Sur buscará debatir sobre la reanudación de los reencuentros de las familias separadas en las conversaciones intercoreanas de esta semana, dijo el principal delegado de Seúl este lunes.

Las dos Coreas acordaron la semana pasada celebrar su primer encuentro de alto nivel en más de dos años, y el martes se reunirán en la localidad fronteriza de Panmunjom.

Las conversaciones estarán centradas principalmente en la posible participación de Corea del Norte en los Juegos Olímpicos de Invierno, que se celebran entre el 9 y el 25 de febrero en Pyeongchang, en el Sur.

No obstante, se espera que ambas partes lleven a la mesa de negociaciones otras cuestiones.

“Nos prepararemos para conversar sobre la cuestión de las familias separadas y sobre formas de rebajar las tensiones militares”, dijo a la prensa el ministro surocreano de Unificación, Cho Myoung-Gyon, según la agencia de noticias Yonhap.

La guerra de Corea (1950-1953) terminó con un armisticio, y no con un tratado de paz formal, por lo que las dos Coreas siguen técnicamente en guerra.

La cuestión de las familias divididas a ambos lados de la frontera es una de las consecuencias más delicadas del conflicto, que acabó con la partición de la península en 1953.

Unos 60.000 surcoreanos ancianos siguen esperando poder reencontrarse con sus familiares.

Las tensiones entre los dos países aumentaron el año pasado, con los ensayos nucleares y los lanzamientos de misiles de Corea del Norte, que asegura que es capaz de golpear con un ataque militar todo el territorio continental de Estados Unidos.

Este intento de acercamiento llega después de que el líder norcoreano, Kim Jong-un, advirtiera en su discurso de Año Nuevo de que tenía el botón nuclear en su despacho, al tiempo que tendió una mano al sugerir que podría enviar una delegación a los Juegos de Invierno.

Seúl respondió con una oferta para sentarse a conversar, y la semana pasada se restableció el teléfono intercoreano, tras casi dos años suspendido.

También los últimos días, Estados Unidos y Corea del Sur acordaron posponer sus ejercicios militares anuales hasta después de los Juegos Olímpicos, en un aparente intento de calmar los ánimos.