El presidente Enrique Peña Nieto, quien llegó al poder prometiendo un “México en Paz”, entregó este viernes al Congreso su último informe de gobierno antes de las próximas elecciones, sin haber alcanzado ese objetivo, pero con reformas estructurales que fortalecieron la economía.

Durante este último año de gobierno, Peña Nieto no ha logrado ganar la batalla al narcotráfico y el crimen organizado, y ha perpetuado el cuestionado despliegue militar en las calles que heredó de su antecesor Felipe Calderón (2006-2012).

Esta estrategia militar generó una ola de violencia que dejó más de 100.000 muertos en todo el sexenio de Calderón, mientras que en los primeros cinco años de Peña Nieto ya suman 87.713 fallecidos, según cifras oficiales que no especifican cuántos de esos muertos son víctimas del crimen organizado.

“Aún persisten importantes desafíos, como los pendientes en seguridad”, reconoce el presidente, cuyo Partido Revolucionario Institucional (PRI) ha perdido popularidad y se encuentra, según encuestas, detrás del pujante Movimiento Regeneración Nacional (izquierdista) y del Partido Acción Nacional (conservador) de cara a las presidenciales de julio de 2018.

En junio pasado se registró el mes más violento desde 1997, cuando México comenzó el conteo de los homicidios dolosos, al registrarse un máximo de 2.237 muertos, señalaron cifras oficiales. Además, hay más de 30.000 desaparecidos desde 2006.

Sin embargo, la economía dio señales de recuperación como resultado de la serie de reformas estructurales que el mandatario promocionó a su llegada al poder.

El Producto Interno Bruto mexicano creció 2,3% en 2016, mientras que el Banco de México (central) elevó el miércoles pasado su pronóstico de crecimiento para 2017 a un rango entre 2,0% y 2,5% desde 1,5% a 2,5% previamente, pues el país mantiene un ritmo de crecimiento ligeramente superior a lo esperado.