La expresidenta Cristina Fernández volvió a someterse a las urnas el domingo como precandidata a senadora por la oposición al mandatario Mauricio Macri, cuya gestión se puso a prueba en las primarias de las legislativas del 22 de octubre.

Los primeros resultados oficiales comenzarán a difundirse a partir de las 00:00. Al cierre de las mesas, el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, reveló que votó el “74% del electorado”.

Los comicios no arrojan ganadores ni vencedores. Los principales precandidatos no compiten. Los partidos ya los han elegido para renovar el Congreso en octubre. Pero fue de hecho un plebiscito que marcará el futuro de Macri y de Fernández, así como del gobierno y la oposición, según analistas políticos. Oficialistas y opositores midieron sus fuerzas.

“Es un paso importante para confirmar todo lo que venimos haciendo”, dijo Macri, de 58 años, electo en 2015 a la cabeza de una coalicion de centroderecha.

A pesar de las acusaciones de corrupcion que pesan sobre ella y ministros de su gobierno, Fernández, de 64 años, aspira a ser senadora por la provincia de Buenos Aires, que concentra casi 40% del padrón nacional de casi 34 millones de ciudadanos.

La expresidenta (2007-2015) fundó este año un pequeño partido de centroizquierda y se apartó del opositor Partido Justicialista (PJ, peronista) que está atomizado. La campaña de Cristina, como la llaman a secas, se basó en el lema “Así no podemos seguir”.

Fernández no votó porque le correspondía hacerlo en Santa Cruz, provincia patagónica a unos 2.500 km al sur de la capital.

En su último mensaje el jueves pidió a los votantes recordar a “los que perdieron el trabajo o viven con temor a perderlo, los que no llegan con su salario a fin de mes, o no pueden comprar la comida como antes, o pagar la luz, o el gas o el agua. Esto debe ser el límite para este gobierno”.

Oposición atomizada

Macri lleva un año y medio de gobierno, sin lograr sus prometidas inversiones extranjeras, que bajaron a la mitad en forma interanual en 2016, según la Conferencia de la ONU sobre Comercio y Desarrollo (Unctad).

La inflación se disparó en 2016 y en los primeros siete meses de este año acumula 13,9%, el desempleo creció al igual que la pobreza y la economía se estancó.

Sin embargo, bancos, mineras y productores de soja admiten ganancias multimillonarias. Macri defiende por otro lado haber eliminado el control cambiario que Fernández (2007-2015) impuso en su mandato.

El presidente, que se enfrenta a su primer examen comicial, hizo un llamamiento al cierre de la campaña: “Nunca más escuchemos a aquéllos que gobernaron tantos años”, a quienes tilda de “populistas”.

El sociólogo y consultor Rosendo Fraga dijo a la AFP que, tras el recuento, “se dirá que Cambiemos (alianza oficialista) es la fuerza nacional más votada, con un porcentaje que puede rondar 30%. La dispersión del (opositor) peronismo hará que Cristina sea la segunda al 15%”.

Dos modelos

“Macri busca acumular fuerzas para asegurar gobernabilidad y la oposición una señal al gobierno de que está haciendo mal las cosas”, sintetizó a la AFP el sociólogo y consultor Ricardo Rouvier.

El modelo de Fernández era industrialista, con fuerte presencia del Estado en la economía real, la investigación científica y los derechos humanos. Pero su control sobre el dólar se ganó la antipatía de la influyente clase media.

Por el contrario, Macri formó un gabinete de empresarios, abrió la economía, desregularizó el sector financiero, bajó los impuestos al agro y volvió a tomar deuda por miles de millones de dólares para financiar al Estado, una herramienta que el kirchnerismo había desechado.

En octubre, los argentinos renovarán la mitad de la cámara de Diputados y un tercio del Senado. Hasta ahora en minoría, Macri ha logrado alianzas legislativas con peronistas alejados de Fernández.