El expresidente de la Cámara de Diputados de Brasil, Eduardo Cunha, artífice de la destitución de la presidenta de izquierda Dilma Rousseff, fue condenado este jueves a 15 años y 4 meses de cárcel por corrupción y lavado de dinero por la justicia de Curitiba.

La sentencia fue dictada por el juez de Primera Instancia, Sergio Moro, a cargo de la investigación Lava Jato que destapó un gigantesco esquema de sobornos centrado en la estatal Petrobras.

“Entre los crímenes de corrupción, de lavado de dinero y de evasión fraudulenta de divisas, hay pruebas materiales, motivo por el cual las penas sumadas llegan a quince años y cuatro meses de reclusión”, señala el documento.

Una de las condenas por corrupción pasiva se debe al recibimiento “indebido” de 1,3 millones de francos suizos (cerca de 1.000 millones de pesos chilenos) por haber mediado en la adquisición por parte de Petrobras de los derechos de exploración en un campo petrolífero de Benín, en África occidental.

Detenido en octubre

El ultraconservador de 58 años, vinculado a una iglesia evangélica, fue detenido en octubre de 2016 y es identificado como el “Frank Underwood brasileño”, en referencia al inescrupuloso protagonista de la serie “House of Cards” ambientada en las tramas políticas más oscuras en la capital estadounidense.

Cunha presidió la Cámara de Diputados entre febrero de 2015 y julio de 2016 pero renunció ya en el ocaso de su poder.

Pertenecía al Partido del Movimiento Democrático Brasileño, del entonces vicepresidente Michel Temer, quien sucedió a Rousseff cuando fue destituida por el Congreso bajo cargos de manipulación de la cuentas públicas.