Brasil obtuvo este sábado una importante victoria en su lucha por recuperar la credibilidad tras el escándalo de la carne adulterada, al anunciarse la reanudación de las importaciones por parte de China, Chile y Egipto, tres de sus principales mercados.

El anuncio de la reapertura del mercado chino no lo dio a conocer Pekín, sino el Ministerio de Agricultura brasileño, según el cual la decisión “demuestra la solidez y la calidad” del sistema sanitario nacional.

El ministerio habla de una “reapertura total”, pero precisa que China impondrá restricciones limitadas exclusivamente a las 21 plantas frigoríficas investigadas por la policía, cuyas consecuencias pueden ser devastadoras para el primer exportador mundial de carne bovina y aviar.

El caso, que afecta en particular a los dos gigantes del sector JBS y BRF, sacude uno de los sectores más fuertes de la economía del país, que entró en recesión en 2015.

China es el segundo comprador de carne vacuna brasileña -después de Hong Kong- y el segundo de carne aviar con 703 y 859,5 millones de dólares en importaciones en 2016.

Egipto, tercer comprador de carne bovina de Brasil con 551,2 millones de dólares en importaciones al año pasado, también anunció el levantamiento de su embargo.

“Las importaciones fueron suspendidas por el tiempo necesario para comprender lo que había pasado. Ahora van a retomarse, pero no importaremos productos de los mataderos o plantas que presentan problemas”, dijo a la AFP una fuente del Ministerio de Agricultura egipcio.

Chile, de su lado, es el sexto comprador de carne roja brasileña con más de 300 millones de dólares al año.

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Al igual que Pekín y El Cairo, Santiago decidió “por precaución” sólo mantener “la suspensión de las importaciones de carne bovina, porcina y aviar proveniente de los 21 establecimientos” investigados.

“Trabajo incansable”

El caso comenzó cuando la policía brasileña reveló el viernes 17 de marzo que grandes exportadores de carne habían sobornado a inspectores sanitarios para autorizar la venta de carne adulterada.

Desde entonces, la exportaciones se desplomaron, pasando de un promedio de 63 millones de dólares diarios antes del escándalo a apenas 74.000 dólares el martes, según datos del Ministerio de Relaciones Exteriores.

Las autoridades brasileñas se movilizaron para reducir los daños, tanto a nivel del mercado interno como de los principales compradores extranjeros.

El presidente Michel Temer, que el domingo invitó a los embajadores de varios de los principales países compradores a un asado, destacó en varias ocasiones que sólo 184 partidas de carne habían sido cuestionadas por la investigación, cuando Brasil exportó 853.000 partidas en 2016.

El mandatario también dijo que apenas 21 de las más de 4.000 plantas de transformación que operan en el país están bajo la lupa de las autoridades.

El Ministerio de Agricultura evocó en un comunicado el “trabajo incansable” realizado por la cancillería para lograr la reapertura del mercado cárnico.

“La regularización de la entrada de carne brasileña en China muestra el espíritu de confianza mutua entre nuestros dos países”, indicó el texto.

El jueves Temer había anunciado que llamaría personalmente a su par chino Xi Jinping para brindarle “aclaraciones” sobre el caso.

“He ido varias veces a China, donde logramos introducir nuestra carne poco a poco. Fue una lucha de 20. 30 años”, subrayó.