Fueron 634 maneras las que contó Fabián Escalante, exjefe de inteligencia encargado de la seguridad de Fidel Castro y 638 según un documental británico de 2006, según da cuenta BBC.

Estados Unidos estuvo en contra del gobierno de Castro, lo que generó tensiones entre ambos países, principalmente durante la primera parte del revolucionario a la cabeza de Cuba.

Según da cuenta el medio, un informe llamado “Supuestos complots de asesinato que involucran a líderes extranjeros” de 1975 del Comité Selecto para el Estudio de las Operaciones Gubernamentales Respecto a las Actividades de Inteligencia (Comité Church) existirían “evidencias concretas de al menos ocho complots que involucran a la CIA para asesinar a Fidel Castro entre 1960 y 1965″.

Aunque según fuentes, en un comienzo la CIA no trataba de asesinarlo, sino que de desestabilizarlo. Para ello, habían planes desde sabotear sus discursos, llenar un estudio de televisión con químicos que producen efectos similares al LSD, impregnar sus cigarros con sustancias desorientadoras hasta llenar sus zapatos con sales que desprendieran su barba.

Sin embargo, la historia fue cambiando. Supuestamente, la CIA habría ofrecido US$10.000 a un cubano que contactaría a Raúl Castro con el fin de “organizar un accidente”, y pese a que el cubano habría aceptado, los estadounidenses no continuaron la idea.

Aún así, continuaron los métodos para deshacerse de Fidel, donde ocuparon cigarros envenenados, un bolígrafo con una aguja hipodérmica casi invisible, el reclutamiento de figuras del “bajo mundo”, rifles de alta potencia, pastillas envenenadas, entre otras.

Además, Estados Unidos insistía en derrocar el régimen. En abril de 1961, 1.500 cubanos exiliados entrenados y financiados por la CIA intentaron sacar a Castro del poder con una invasión fallida en Bahía de Cochinos, lo que entorpeció aún más la relación entre los países.

Operación Mangosta y fin de los intentos

La Operación Mangosta, según Don Bohning en su libro “La obsesión con Castro: Operaciones encubiertas de Estados Unidos contra Cuba”, fue a su vez un proyecto aprobado por el entonces presidente norteamericano John F. Kennedy, en un memorando para “ayudar a Cuba a derrocar al régimen comunista”, que terminó con la resolución de la crisis de los misiles. Sin embargo, todos estos intentos irían desapareciendo paulatinamente en el tiempo tras el asesinato de Kennedy, la administración de Johnson y otros eventos internacionales, como la crisis en Vietnam.

El autor explica que el Senado estadounidense no aprobó asesinatos por ser “incompatibles con los principios” de la nación, a la vez que medios y la sociedad cada vez se mostraba más en contras de este tipo de “actividades”. Y ya en 1977 el presidente Gerald Ford firmó una orden ejecutiva para prohibir que los empleados del gobierno participaran en asesinatos políticos, finalizando los intentos contra el revolucionario cubano.

Sin embargo, antes de esta firma, se especula que bajo el gobierno de Eisenhower, EE.UU intentó matar 38 veces a Fidel, 42 veces en el gobierno de Kennedy, 72 con Johnson, 184 bajo la presidencia de Nixon, 64 bajo Cartes, 197 en presidencia de Reagan, 16 con Bush padre y 21 en el gobierno de Clinton.