La Cámara de Diputados aprobó la madrugada de este jueves una reforma electoral que introduce el sistema de boleta electrónica e instaura la paridad de género con el objetivo de ampliar hasta el 50% la representación femenina, en un país sacudido por la violencia contra las mujeres.

La reforma pasó al Senado y fue debatida el miércoles, con congresistas vestidas de negro, en apego a la consigna que inspiró una multitudinaria manifestación convocada por el colectivo #NiUnaMenos luego del brutal asesinato de la adolescente Lucía Pérez el 8 de octubre.

Con 152 votos a favor, 75 en contra y 3 abstenciones, la iniciativa fue apoyada por el oficialismo de centroderecha, el Frente Renovador (peronistas de centroderecha), el Bloque Justicialista (peronistas de centro) y otras bancadas más pequeñas.

El proyecto establece que las listas con las candidaturas al Congreso deberán integrarse de manera intercalada con un candidato de cada sexo.

El presidente provisional del Senado, Federico Pinedo, indicó que “lo más deseable es que se sancione la Reforma Electoral tal como viene de la Cámara baja” aunque votó contra el proyecto de paridad de género al considerar que “habría que dejar espacio a las personas que representan a los intereses del pueblo, más allá de su sexo”.

Uno de los aspectos que despertó más polémicas previas a esta votación, es el reemplazo de la boleta de papel por un sistema de boleta electrónica, que en el caso argentino ya funciona en Buenos Aires y en la provincia de Salta (norte).

Los integrantes del bloque kirchnerista Frente para la Victoria (FPV) son los más críticos del sistema electrónico e insisten en que se mantenga la boleta papel.

“El sistema es vulnerable y no lo decimos nosotros. El mismo Lousteau (Martín, actual embajador en Estados Unidos) puso un manto de duda”, dijo Juan Cabandié, en referencia a la elección de alcalde de Buenos Aires de 2015.

Cabandié expresó sus dudas por el hecho de que desde el gobierno del presidente Mauricio Macri intenten implementar este sistema “de la noche a la mañana” cuando en Brasil, por ejemplo, demoraron 10 años, dijo al agregar sospechas sobre la licitación de las máquinas que implica este cambio electoral.