Con su economía en crisis y una escena política golpeada por casos de corrupción, los brasileños eligen este domingo a sus alcaldes en una jornada que servirá de antesala a las presidenciales de 2018.

El voto, que es obligatorio, comenzó a las 8 de la mañana y uno de los más madrugadores en Sao Paulo fue el presidente Michel Temer, del centrista PMDB.

Con jersey gris y camisa, el sustituto conservador de Dilma Rousseff llegó sonriente y acompañado de su equipo de seguridad ante la expectación de los periodistas.

Ahora fuera del gobierno en Brasilia, el izquierdista Partido de los Trabajadores (PT), que gobernó el gigante sudamericano desde 2003 hasta la destitución de Rousseff el 31 de agosto, puede ser uno de los que más terreno pierda en estos comicios marcados además por violencia contra candidatos.

Según analistas, una ola de desencanto con la política tradicional y los partidos le pasará la cuenta al PT, uno de los más manchados por el escándalo de corrupción en la estatal Petrobras que ha sacudido tanto a la clase política como empresarial brasileña.

La caída de Rousseff y las acusaciones de corrupción que cercan a su líder histórico en el caso de la petrolera, el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva (2003-10), empeoran el panorama de este partido que tendrá un camino cuesta arriba para los comicios de 2018.

A esto se suma la economía en recesión desde 2015 y 12 millones de desempleados.

Cansancio

La disputa es especialmente ardua en las dos mayores ciudades del país, Sao Paulo y Rio de Janeiro, donde se prevé una eventual segunda vuelta el 30 de octubre, al igual que en otros municipios con más de 200.000 electores en los que ningún candidato obtenga el 50%+1 de los votos.

“Hay un cansancio hacia la política tradicional y eso es consecuencia de una crisis de representación. Y el retroceso del PT hace que los electores busquen alternativas”, comentó a la AFP Mauro Paulino, director de la encuestadora Datafolha.

El PT arriesga perder la joya de la corona, Sao Paulo, el mayor municipio brasileño.

En su retroceso, la formación fundada por Lula ya perdió 108 de los 642 alcaldes que cosechó en 2012, según cifras del propio partido. La mayoría migró a otras siglas con fines electorales y la norma brasileña permite retener las alcaldías pese a cambiar de formación.

El PMDB de Temer y el socialdemócrata PSDB son las fuerzas con más presencia en los 5.568 municipios de este país de 206 millones de habitantes.

Votos y balas

Una serie de crímenes ensombreció, sin embargo, la campaña. Los asesinatos se centraron principalmente en el Estado de Rio de Janeiro, donde se han registrado 15 homicidios de aspirantes a alcaldes o concejales en los últimos diez meses aparentemente ligados a la presencia de milicias y al crimen organizado.

También hubo atentados en otras regiones, como la muerte de un candidato a alcalde de Itumbiara (Estado de Goiás, centro-oeste), José Gomes Rocha, ultimado el miércoles a balazos durante una caravana de campaña.

En el estado de Maranhao (noreste), varios locales de votación y autobuses fueron incendiados entre jueves y sábado. El ministro de Defensa, Raul Jungmann, y el presidente del Tribunal Superior Electoral, Gilmar Mendes, visitaron ese lugar el sábado y garantizaron la seguridad de los comicios.

La preocupación con la violencia motivó el despliegue de miles de policías y militares en más de 400 municipios, que custodiarán calles y lugares de votación, dijo el ministro de Defensa.

En el estado de Rio de Janeiro el número de policías fue duplicado.

Alto suspenso

En Sao Paulo, capital económica con unos 12 millones de habitantes, las encuestas situaban a Joao Doria, candidato del socialdemócrata PSDB, como líder en las intenciones de voto.

De acuerdo al sondeo Datafolha de este sábado, Doria lideraba con un 44% de las preferencias mientras que la encuesta Ibope le otorgaba un 35%, también dejándolo a la cabeza.

Para el otro cupo a la posible segunda vuelta, la batalla es entre el actual alcalde Fernando Haddad del PT y el conservador Celso Russomanno del PRB, un partido vinculado a la evangélica Iglesia Universal del Reino de Dios, una de las más populares del país.

Ambos tienen 16% de las intenciones de voto, de acuerdo a Datafolha.

En Rio de Janeiro, con seis millones de habitantes, el líder es el obispo evangélico y senador Marcelo Crivella, con 32% de los votos, según Datafolha. En segundo lugar figura Marcelo Freixo, del izquierdista PSOL con 16%, seguido de Pedro Paulo del PMDB con 12%.

“Aun cuando Crivella en Rio y Russomanno en Sao Paulo son políticos que ya disputaron elecciones antes, consiguen buenos desempeños en áreas más pobres porque llevan algún tipo de esperanza a esos lugares”, señaló Mauro Paulino.