La destituida presidenta brasileña Dilma Rousseff anunció el viernes que abandonará Brasilia para instalarse en Porto Alegre, desde donde hará oposición al gobierno de Michel Temer, a quien volvió a acusar de haber dado un “golpe parlamentario”.

No me quedaré en Brasilia e iré a Porto Alegre“, dijo a corresponsales extranjeros la exmandataria de izquierda, precisando que se mudará del Distrito Federal “a principios de la próxima semana”.

Por su parte, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) expresó este viernes su preocupación ante las denuncias de “irregularidades, arbitrariedad y ausencia de garantías al debido proceso” en la destitución de Dilma Rousseff como presidenta de Brasil.

En una nota oficial, la entidad de la OEA admitió que la figura del juicio político existe en la legislación de varios países latinoamericanos pero señaló que “todo procedimiento sancionatorio debe contar con las garantías mínimas del debido proceso”.

El respeto a esas garantías mínimas “posee particular relevancia en aquellos asuntos que versan sobre funcionarios públicos elegidos por voto popular, como es el caso de la presidenta Dilma Rousseff”.

El pasado miércoles, el Senado brasileño selló la destitución de Rousseff -que había sido elegida en 2010 y reelegida en 2014- alegando la realización de operaciones fiscales y crediticias oficiales sin aprobación del poder legislativo.

De acuerdo con la CIDH la destitución de Rousseff ocurrió “a través de un juicio político sobre el cual se han planteado cuestionamientos respecto a las garantías del debido proceso”.