La destitución de Dilma Rousseff no sólo genera impacto en Brasil, sino en todo Sudamérica, pues se trata de la principal economía del subcontinente y pieza clave para el resto de la región.

La salida de Rousseff también marca un nuevo episodio en un supuesto “giro a la derecha” que ha dado la región en el último año, con el debilitamiento de Nicolás Maduro en Venezuela y la elección de Mauricio Macri como presidente de Argentina, dejando atrás 12 años de kirchnerismo.

El analista internacional y académico de la Universidad de Pittsburgh, Aníbal Pérez-Liñán, considera que la salida de Rousseff se enmarca en un contexto de inestabilidad democrática en América Latina, más que un “giro a la derecha”.

“Con una visión de más largo plazo, creo que es parte de una pauta de inestabilidad que se inició justamente en Brasil en 1992, con el juicio a Fernando Collor de Mello. Desde entonces, ocho presidentes latinoamericanos han sido destituidos por el congreso y otros cuatro presidentes electos han renunciado en medio de grandes protestas sociales”, señaló el experto.

De igual modo, Pérez-Liñan recalca que a diferencia de hace 30 años atrás, estos hechos no se dan por medio de golpes militares o el uso de la violencia pero aclara que “los gobiernos democráticos siguen siendo frágiles, sobre todo en períodos de crisis económica”.

Pero más allá de la destitución de Rousseff o la derrota del kirchnerismo en las últimas elecciones presidenciales en Argentina, también se deben sumar la derrota de Evo Morales en el referéndum para gobernar hasta 2025 y la caída del chavismo en las últimas elecciones parlamentarias, mientras las protestas y la crisis de escasez continúa.

En Chile, la presidenta Bachelet sólo tiene una aprobación del 15% (la de Rousseff ahora es de 10%) de acuerdo a la última encuesta de la CEP, y en Ecuador, pese a que Rafael Correa muestra una gran popularidad, en febrero habrán nuevas elecciones y el actual mandatario anunció que no irá a la reelección.

En Perú, la segunda vuelta fue entre Pedro Pablo Kuczynski (actual presidente) y Keiko Fujimori, centro-derecha y derecha, respectivamente, dejando atrás el gobierno de Ollanta Humala.

Aislamiento de Venezuela

“La salida del PT (Partido de los Trabajadores) del poder representa un problema para el bloque del ALBA, y sobre todo para Venezuela, que está en un momento de gran inestabilidad. A pesar de sus credenciales democráticas, Lula y Dilma siempre fueron muy comprensivos con las tentaciones autoritarias de Chávez y Maduro”, resalta Pérez Liñán.

Hasta hace más de un año, Venezuela mantenía estrechas relaciones con Uruguay, Argentina y Brasil, pero los cambios de gobierno en estos países ha cambiado la situación.

Maduro ha mantenido diversos encontrones con Temer, quien ha buscado la salida de Venezuela del Mercosur y ha congelado las relaciones diplomáticas. Incluso, tras la suspensión de Rousseff en mayo pasado, el país llanero ordenó el retiro de su embajador en Brasil.

La llegada de la derecha al poder en Brasil refuerza el aislamiento de Venezuela en el contexto regional. Sin embargo, los foros regionales están muy debilitados. La OEA está asfixiada económicamente, por ejemplo. Y el gobierno de Brasil va a tener que ocuparse de su situación interna antes que nada” resume Pérez-Liñan.