Una nueva serie de protestas sacudieron esta semana Túnez, atizadas por el descontento social ante las recientes medidas de austeridad del gobierno.

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Las medidas estipulan un aumento de precios “dolorosos” pero necesarios para reducir el déficit, según el presidente, Beji Caid Essebsi.

Amnistía Internacional llamó al país a no usar una fuerza excesiva contra los ciudadanos.

Ni miedo, ni terror

El 7 de enero, grupos de jóvenes se reunieron en la avenida Burguiba en el centro de Túnez, cerca del ministerio de Interior, para exigir que se suspendan los aumentos.

“Ni miedo, ni terror, la calle es del pueblo”, gritaban cuando la policía comenzó a dispersar la manifestación.

El 8 de enero las protestas generaron violencia luego de la muerte de un hombre durante una manifestación en Teburba (oeste de Túnez). Decenas de personas fueron detenidas, once policías resultan heridos y varios edificios públicos fueron dañados en choques nocturnos en varias ciudades.

En Kaserin (centro), unas decenas de jóvenes incendiaron neumáticos y lanzaron piedras a la policía. En Sidi Buzid (centro), luego de una manifestación pacífica, se bloquearon brevemente las calles con piedras y ruedas.

Despliegue del ejército

El 9 de enero, más de 200 personas fueron detenidas y decenas heridas en una nueva noche de violencia.

En Sidi Buzid los manifestantes cortaron calles, lanzaron piedras y la policía lanzó gases lacrimógenos. Se registraron incidentes en Kaserin, Gafsa (sur), Jedaida (norte) y varios barrios humildes de Túnez.

Según el ministerio de Defensa, el Ejército fue desplegado alrededor de los bancos, oficinas postales y otros edificios gubernamentales sensibles de las principales ciudades del país.

El partido islamista Ennahda, miembro de la coalición en el poder, advirtió a los que “ofrecen amparo político que justifiquen actos de violencia y de vandalismo”. El poderoso sindicato UGTT condenó “la violencia y saqueos” y pidió “protestar de manera pacífica”.

“Vandalismo”

El 10 de enero por la noche se registraron incidentes en Siliana (noroeste), Kaserin, Thala y Sidi Buzid, así como en varios barrios de Túnez y de Teburba. Se suspendieron los trenes en algunas zonas luego de que una formación fue atacada en un suburbio sur de Túnez.

El primer ministro, Yusef Shahed, condenó el “vandalismo” y dijo que favorece “los intereses de las redes de corrupción” que “debilitan al Estado”. Acusó al Frente Popular, formación de izquierda opuesta a las medidas.

El 11 de enero en Siliana decenas de jóvenes lanzaron piedras a la policía. La situación regresó a la normalidad en Kaserin, Thala, Teburba y Sidi Buzid.

El Frente Popular pidió al primer ministro “hallar soluciones para los jóvenes”.

800 detenidos

El 12 de enero Amnistía Internacional pidió a la policía que “no emplee una fuerza excesiva”.

Unos centenares de personas protestaron contra el presupuesto y reclamaron su revisión.

Según el ministerio de Interior unas 800 personas fueron detenidas desde que comenzaron las protestas.

Este 13 de enero el presidente, Beji Caid Essebi, tiene previsto recibir a los partidos de la coalición gubernamental, los sindicatos y las organizaciones patronales para analizar cómo salir de la crisis.