Las autoridades bolivianas y comunidades andinas recibieron este martes el año nuevo indígena 5524, con rituales y celebraciones en todo el país, y el presidente Evo Morales criticó el calendario gregoriano y propuso reemplazarlo por un año de 13 meses de 28 días.

El presidente Morales, quien es aymara y está convaleciente de una operación a su rodilla izquierda, recibió el año nuevo en la residencia presidencial, en el exclusivo barrio de San Jorge de La Paz, donde a las 07:18 locales cayeron los primeros rayos del sol.

“Este 21 de junio marca el solsticio de invierno (en el hemisferio sur) con el que se inicia un nuevo ciclo de recorrido del sol“, el ‘Tata inti’ (Padre sol) y del año agrícola, dijo el gobernante, acompañado por su canciller David Choquehuanca, también aymara, y otras autoridades.

El cálculo del año 5524 surge de la suma de los cinco ciclos (cada uno de mil años) de historia social de los pueblos originarios, según cronistas indígenas, hasta el inicio de la conquista española en América en 1492, más los 524 años que pasaron desde entonces.

Morales aprovechó el acto para criticar el calendario gregoriano empleado en casi todo el mundo, al que calificó como “muy desordenado”, pues tiene meses de 31 días, 30, 29 (en años bisiestos) y 28 días.

En cambio, los pueblos originarios establecieron calendarios de 13 meses con 28 días, que hacen un total de 364, más un día “cero” que es justamente este 21 de junio, expresó.

“Algunos estudiosos plantean que cualquier pueblo o sociedad que quiera tener en sus manos su propia historia, debe comprender la dinámica del tiempo, pues la expresión de sus sociedades depende de su calendario”, señaló.

Luego acotó inmediatamente: “es por eso que proyectamos la recuperación de los calendarios ancestrales, como parte del proceso de reconstitución de nuestra identidad y la recuperación de nuestra fuerza”.

El calendario gregoriano, introducido por el papa Gregorio XIII en 1582, sustituyó al calendario juliano, instaurado por Julio César en el año 46 antes de Cristo.

Celebraciones en sitios precolombinos

Las celebraciones del año nuevo se registraron en casi toda Bolivia, pues el gobierno designó más de 200 sitios ceremoniales precolombinos, principalmente cerros y montañas, donde los indígenas creen que viven sus dioses. Otros lugares arqueológicos también fueron puntos de encuentro.

Desde la madrugada, a ritmo de música autóctona, con fogatas para quemar inciensos y ofrendas de fruta, raíces y dulces a la Pachamama (madre tierra), los indígenas esperaron con ansias los primeros rayos de sol y que, según la cosmología andina, marca también el inicio de un nuevo ciclo de vida (Willkakuti, en aymara).

Según la concepción andina, el Willkakuti es además momento propicio para consultar sobre el futuro con los amautas (sacerdotes andinos), por lo que es tradicional acudir a ellos para que “lean” el futuro en hojas de coca, en plomo derretido, en ceniza de tabaco o en espuma de cerveza.

En Tiwanaku o Tiahuanacu, a unos 70 km al oeste de La Paz, sobre el binacional Lago Titicaca, cuna de una de las culturas más longevas de Sudamérica (entre 1.580 antes de Cristo y 1.187 después de Cristo), se ofició otro ritual, al que llegó el vicepresidente Alvaro García.

Los rituales de celebración del año nuevo indígena cobraron fuerza en Bolivia desde la llegada de Morales al poder en 2006.