Miles de mujeres protestaron el miércoles contra el machismo y la “cultura de la violación” en Brasil, indignadas por la reciente agresión sexual colectiva a una adolescente en Rio de Janeiro que conmocionó al país.

Más de 5.000 mujeres se manifestaron en el centro de Sao Paulo y varios centenares más en ciudades como Porto Alegre o Rio de Janeiro, que acogerá los Juegos Olímpicos en dos meses.

“Estamos todas sangrando”, “La culpa no es de la víctima” o “Luchar sin Temer”, se leía en algunos de los carteles de las manifestantes.

“Estoy aquí porque ésta es una lucha colectiva de las mujeres contra la violencia machista, porque existe indignación por lo que ocurrió en Rio. Es necesario que ese crimen sea denunciado y condenado”, declaró a la AFP Patricia Dos Santos Suesa, una publicista de 31 años que marchaba junto a una amiga.

Tras la conmoción causada por este caso, el Senado brasileño aprobó por unanimidad en la noche del martes un proyecto de ley que agrava las penas por violación colectiva.

El texto, que aún debe ser aprobado por la Cámara de Diputados, también tipifica como delito la publicación de escenas de una violación, inclusive en internet, y prevé para ello penas de 2 a 5 años de cárcel.

Actualmente, la violación es castigada en Brasil con penas de seis a 10 años si las víctimas son mayores de 18 años. En caso de violación colectiva, se aumenta la pena en un cuarto, con un máximo de 12,5 años de cárcel.

El nuevo texto aumenta en uno a dos tercios las penas por violación colectiva, con un máximo 16,6 años de cárcel para las violaciones de mayores de 18 años y de hasta 25 años de cárcel en caso de violaciones de menores de 14 años (contra 15 años de prisión como máximo hoy en día).

En caso de muerte de la víctima, la pena prevista es de 30 años, el máximo aplicado por la ley brasileña.

Miedo a una venganza del narco

El 21 de mayo pasado una joven de 16 años de edad fue agredida sexualmente en una favela de la zona oeste de Rio. Fue filmada y el video, en el que varios hombres la manosean y se burlan de ella, fue colgado en internet.

La grabación muestra a la adolescente tirada sobre una cama, al parecer inconsciente. Un hombre expone sus partes íntimas ensangrentadas mientras otros afirman que “más de 30” de ellos la han violado.

El caso conmocionó a Brasil y al mundo aunque también reveló las contradicciones de este gigante sudamericano que registra altísimas tasas de violencia contra las mujeres. Según expertos y movimientos feministas, en Brasil impera una “cultura de la violación” que fomenta estos crímenes.

Tres de los sospechosos de la agresión han sido arrestados hasta ahora -el último este miércoles- mientras otros tres están prófugos.

La joven abusada aceptó el martes ser incluida en el programa de protección a los niños y adolescentes amenazados de muerte y ya abandonó la ciudad de Rio, dijo el secretario de Derechos Humanos del estado de Rio, Paulo Melo.

“La familia tenía miedo de una venganza de parte de los traficantes de droga [de la favela]. El programa no es una obligación, sino una opción. Ella tiene todo para recomenzar su vida y eso es lo que ella quiere”, subrayó Melo.

Las estadísticas de 2015 muestran que la zona oeste de Rio concentró cerca de la mitad de las denuncias por violaciones: 705 de un total de 1.610.

Según datos recopilados por la reconocida ONG Foro de Seguridad Pública, en 2014 la policía brasileña registró una agresión sexual cada 11 minutos.

Apoyo del Estado

La nueva secretaria de Estado para las Políticas de la Mujer del gobierno interino de Michel Temer, Fatima Pelaes, es una evangélica que en 2010 se pronunció “contra el aborto” en caso de violación, recordó el miércoles la prensa brasileña.

Pelaes, una exdiputada, reveló en el pasado a la Cámara de Diputados ser “el fruto de una violación”: su madre, que estaba en prisión por haber cometido un crimen pasional, fue violada en la cárcel.

La secretaria de Estado contó que tras convertirse a una confesión evangélica, decidió oponerse al aborto. Pero el miércoles difundió un comunicado en el que afirma que su posición sobre el aborto “no afectará el debate” sobre el tema.

Una víctima violada, si está embarazada, debe tener “total apoyo del Estado en caso de que quiera abortar, como lo prevé la ley”, subrayó.

En Brasil, el país con más católicos del mundo, el aborto es posible únicamente en caso de violación, cuando la vida de la madre está en peligro o en caso de fetos anencéfalos (con ausencia parcial o total de cerebro).