La semana pasada Érika Olivera conmocionó a Chile al revelar la historia de abuso de la que habría sido víctima durante su infancia. Sin embargo, su caso no es una excepción, sino que uno de los muchos que ocurren cada año en el país.

Sin ir más lejos, en 2005 salió a la luz que Katherine Salosny y su hermana María Soledad, también habían sido víctimas de abuso por parte de su padre, mientras ambas eran niñas.

Ese año el progenitor de la animadora de Mucho Gusto fue acusado de haber abusado sexualmente de la hija de unos amigos, quienes al denunciarlo dejaron constancia que el hombre había hecho lo mismo con sus propias niñas.

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Aunque no es un tema que le guste tocar, en una reciente entrevista con la revista Caras decidió referirse a la situación. Esto tras integrarse al directorio de la fundación Para la confianza, que trabaja con niños abusados.

Ayudar desde la experiencia me sana y hace bien; es una manera de devolver la mano, ya que para mí son temas que trabajé y están resueltos, aunque las heridas siempre estarán… Hay muchos tabúes todavía de los que hay que hablar para erradicarlos“, señaló a la publicación.

La comunicadora aseguró que por las culpas o los miedo de las familias a que se estigmatice el niño o el apellido, muchas veces se prefiere callar, “cuando lo importante es no dejar solas a las víctimas“. Pero en su caso, logró salir adelante y encontró una fórmula personal para ello.

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Además del sicoanálisis que es concreto, no me fui por la evasión, sino por enfrentar y hacer el proceso. Seguí mi intuición, y si bien hay renuncias y pérdidas, la vida me ha ido compensando. Hoy estoy en el lugar y espacio que me he ganado a punta de trabajo interno y externo, porque he sido coherente conmigo, me hice caso en lo que creía que tenía que trabajar, no traicioné mis objetivos y viví la vida que quería, aunque no fuera convencional”, reconoció.

“Ya no cargo con nada, cuando cumplí los 50 la solté, por eso lo celebré en grande. Me liberé cuando dejé de llorar por lo que no valía la pena, cuando abandoné los miedos injustificados, en el momento en que logré ver la real dimensión de la culpa y despojarme de ella. Ese fue un momento clave”, continúo la comunicadora.

“¡Me merezco todo lo que tengo! Estoy feliz, y más encima me dieron la oportunidad de tener un espacio en TV a los 52, eso es abrir puertas a un cambio. Antes para las mujeres era mucho más difícil, hoy existe conciencia de que es necesario que estén en pantalla, de que así tiene que ser. Debieran existir varias Kathy Salosny y muchas otras por venir”finalizó.