Francisca Barrera tenía 27 años cuando ingresó a Factor X (TVN) en busca de una oportunidad como cantante. Aunque su experiencia fue buena, siempre fue considerada como la “gordita simpática” de la competencia.
En ese tiempo llegó a pesar 146 kilos, lo que se convertía en un problema a la hora de buscarle un vestuario que fuera acorde a sus 27 años, por lo que siempre terminaba viéndose mayor de lo que ella era en realidad. “Me mostraba diferente a lo que yo realmente era, me avejentaba con la ropa en lugar de mostrar mi juventud”, comentó Francisca a BioBioChile.
La joven comenzó a refugiarse en la comida tras perder a un hijo de dos años, dolor que la acompaña hasta el día de hoy, pero que ha comenzado a sobrellevar de formar diferente y más sana.
Varios años después encontró una oportunidad para cambiar su vida. Gracias al incentivo de una vecina, acudió a un casting de un nuevo programa de Mega donde buscaban a personas con obesidad, así llegó a Peso Pesado.
“Lo más complicado fue creer que yo podía hacerlo. Tengo un genio terrible y hago todo pasional. Era la primera vez que me entrenaba y además tenía que dejar de comer, era terrible”, aseguró.
Cuando comenzó el espacio hace dos años, Francisca pesaba más de 124 kilos, y finalizar el tratamiento perdió 53 kilos. “Yo creo que lo que más me costó fue que tuve que dejar mi gente, mi casa, mi trabajo para poder coincidir con los horarios. Cuando vi que se me podía ir esta oportunidad, tuve que reconocer que yo me había metido en esto y que tenía que seguir la dieta y los ejercicio, si quería realmente un cambio“, explicó.
Hoy pesa 67 kilos y volvió a trabajar a un colegio diferencial donde se desempeña como asistente. “Mi vida siguió de forma distinta, con otros aires. A mi me cambió hasta la postura, antes me subía a la micro y me molestaban, ahora me dan la mano para ayudarme, como que caigo mejor“, señaló a BioBioChile.
Pero no todo es color de rosa, pues el amor se ha vuelto más esquivo. “Siento que renació una mujer bonita. Ahora me ven con deseo, lo que igual es contradictorio porque antes tenía amores verdaderos, ahora son puros gallos que me miran con deseo”, reconoció.
“Igual hay cosas en contra y a favor. Mi personalidad no cambió, sigo siendo extrovertida, buena para la talla, pero ahora igual me tengo que medir porque puedo quedar como desubicada. Antes, cuando estaba gordita, podía decir en un asado, ‘pucha que está bueno tu marido’, ahora digo algo así y todos se quedan mirando como ‘¿qué onda esta mina?"”, bromeó.
Por el momento, Francisca no se cierra a ninguna posibilidad y se mantiene constante con su dieta y ejercicios.
