Con un contundente texto en tercera persona, la modelo Francisca Undurraga mostró su nuevo cambio de look: oscureció su pelo en tonos negros, aunque dejando resabios de su antiguo aspectos físico.

“A pesar de todo, sigo siendo la misma”, contó la chilena en su cuenta personal en Instagram. “Y como dice un poema que alguien escribió para mí hace un tiempo atrás, nada ha cambiado”, agregó la chilena.

Luego, hizo publicó un texto que la describe a sí misma: “El dicho ‘no hay que comprenderla, hay que amarla’, es la mejor forma de vivir con ella. Porque el cliché de que es más linda por dentro que por fuera es totalmente real. Gran parte de su encanto está en eso”, se lee en la publicación.

Entre los comentarios, sus seguidores alabaron el cambio de look y el regreso de su cabellera oscura, algo que la modelo agradeció en el mismo post.

“Ella es como una tostada perfecta, ligeramente crujiente, pero nunca dura (de adentro), siempre lista para acomodarse al paladar como un pan ligero recién salido del horno”, se lee casi al final de la imagen.

A pesar de todo, sigo siendo la misma… y como dice un poema que alguien escribió para mi hace un tiempo atrás, nada ha cambiado… El dicho “no hay que comprenderla, hay que amarla” es la mejor forma de vivir con ella. Porque el cliché de que es más linda por dentro que por fuera es totalmente real. Gran parte de su encanto está en eso, en que ella tiene su propio sistema de entendimiento, que va desde la forma de reaccionar ante un perrito desvalido hasta la manera de arreglarse para salir. Verla desenvolverse en cualquier situación, sea en el gimnasio, con los vecinos, en su trabajo, con desconocidos o intentando pasar desapercibida, gesticulando cada una de sus oraciones como si fuese lo más importante que jamás haya pronunciado en su vida. No se complica por las constantes miradas ni mucho menos los dedos apuntadores, ella transita sin miedos en búsqueda de sus objetivos (chicos o grandes, el que sea). Todo esto y mucho más es lo que la convierte en un ser puro y original. Ella es como una tostada perfecta, ligeramente crujiente, pero nunca dura (de adentro), siempre lista para acomodarse al paladar como un pan ligero recién salido del horno. Su crocante exterior no hace más que resaltar su dulce y cremoso interior, que se deshace al tocarla tiernamente.

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