Los primeros índices de audiencia publicados el lunes por la cadena ABC sobre la emisión de la 90° edición de los Premios de la Academia -una de las galas más tranquilas de los últimos años- se mantuvo todo el tiempo en un nivel bajo, informaron medios estadounidenses.

La audiencia que siguió la transmisión durante las cuatro horas de fue de 18,9 puntos, según el sistema de rating Nielsen -una cifra calculada sobre los 118,4 millones de hogares que se estima tenían el televisor encendido-, de acuerdo a los semanarios Variety y Hollywood Reporter.

Eso representa una reducción del 16% sobre la transmisión del último año, memorable por su momento clímax, cuando se premió a la cinta equivocada como mejor película debido a una confusión con los sobres.

Los expertos han subrayado que los índices de audiencia preliminares no se ajustaron a la diferencia de horarios, lo que significa que el público de la costa oeste no está reflejado con precisión en las cifras del transcurso de la noche, ya que solo se mide las horas de máxima audiencia.

La ceremonia de los Premios de la Academia de 2017, que obtuvo una audiencia durante la noche de 22,4 puntos, terminó atrayendo a cerca de 32,9 millones de televidentes. Este fue el segundo nivel más bajo en la historia de los premios después de la ceremonia de 2008, presentado por Jon Steward y que atrajo solo a 31,8 millones.

Lee también: Francisco Reyes cuenta cómo celebraron el triunfo de Una Mujer Fantástica en los Óscar

En tres horas y 50 minutos -un minuto más que el último año- la transmisión del domingo fue la más larga desde 2007, aunque el presentador Jimmy Kimmel fue elogiado por mantener bien los procedimientos de la transmisión en su segundo año consecutivo.

“Fue un espectáculo en el que casi todos los ganadores fueron exhaustivamente anticipados por la interminable temporada de premios, pero en la que los vencedores pusieron de pie a la multitud en el primer momento y de manera prolongada”, dijo Daniel Fienberg, de Hollywood Reporter.

“Fue una presentación de discursos empoderadores y emocionales, así como ganadores inspiradores, a menudo de manera consecutiva con personalidades cuya aceptación fue contra todo lo que parecía representar la política del programa”, agregó.

Los tres grandes eventos de la televisión estadounidense -Los Globos de Oro, los Grammys y el Super Bowl- perdieron audiencias respecto a 2017.

Stephen Battaglio, autor de tres libros sobre televisión, especuló en Los Angeles Times sobre que los espectadores podrían haberse cansado del discurso de los movimientos #MeToo y Time’s Up, en contra del acoso sexual y a favor de la igualdad de género en la industria del entretenimiento.