Yehuda Duenyas descubrió que tenía talento para sacar a los actores de su zona de confort mientras dirigía una obra gráfica del dramaturgo Thomas Bradshaw en 2007.

En 2015, Bradshaw lo volvió a llamar por teléfono para que realizaran otra producción gráfica, pero esta vez sus actores debía fingir que tenían sexo en el escenario, desnudo.

¿La respuesta de Duenyas? “Estupendo. Seré un coreógrafo sexual”. Y según recoge el sitio de variedades británico, Indy100, explicó que su trabajo consiste en crear un “espacio seguro” para los actores.

Asimismo, debe lograr un lugar donde pudieran trabajar lentamente en las cosas más complicadas y cuando ellos estén listos.

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Pero la coreografía sexual también puede ser conocida con un nombre más eufemístico. Por ejemplo, Tonia Sina es una “coreógrafa de la intimidad” que ha trabajado en varias producciones teatrales.

Asimismo, la especialista explicó que ella prepara escenas de sexo para actores, en lugar de exigirles que improvisen. Por eso, son realmente efectivas para ayudar a construir relaciones en el escenario, y no solo sexuales

“Realmente ayuda a los actores a establecer intimidad de forma rápida y segura si cuentan con técnicas que les ayuden a encontrar la química en el proceso de ensayo”, explica.

Sina afirma que una vez que tienen el esqueleto de la escena, entonces los actores pueden sentirse libres de improvisar dentro de los movimientos que les ha dado y así no hay sorpresas.

“No hay ‘¿A dónde va su mano?, ¿Está haciendo eso a propósito?, ¿Es ese él o es ese el personaje?, ¿Tengo sentimientos por él ahora?, ¿Le gusto a él?"”, concluyó.