No caben dudas que quienes disfrutan de la pornografía en internet conocen a Mia Khalifa: la joven libanesa que se enredó en las redes para adultos en 2014 y enloqueció a los cibernautas en sólo un par de meses.

Si bien la estadía de la joven como actriz “triple equis” fue fugaz, ésta la inundó en fama, polémicas, conflictos con su familia y amenazas de muerte. Esta es la historia de la mujer oriental detrás de los coquetos lentes.

De las letras a la pornografía

Khalifa se mudó a Estados Unidos junto a sus padres a los 7 años. Antes de vivir en América, la joven residía en Beirut, capital del Líbano, país asiático que limita con Israel, Siria y el mar Mediterráneo. Con el paso de los años, sus padres intentaron criarla bajo la religión católica (con la que nunca se identificó) y le permitieron independizarse cuando cumplió la mayoría de edad y se casó con un hombre norteamericano.

Aunque era muy joven al momento de su boda, esto no parecía extraño ni para ella ni para su familia. Incluso Khalifa continuó sus planes de vida y entró a la Universidad de Texas, en la que se especializó en historia y obtuvo un grado en Artes.

Some serious Miami FOMO watching the @miamiopen right now 🙁

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Ya cumplidos los 21 años, Mia entró a trabajar como garzona en un restaurante de comida rápida de la cadena Whataburguer en Florida (Estados Unidos). Si bien no ejercía su carrera, al menos este trabajo le permitía sustento económico independiente.

Un día, mientras realizaba sus labores con los cubiertos, un cliente le consultó si había considerado la idea de aparecer en películas pornográficas.

A pesar de la osadía del hombre, lejos de molestarle, ésta pregunta se convirtió en el punto de partida de la carrera que la convertiría en la Reina de Pornhub (portal XXX que ocupa el lugar 39 de los sitios más vistos en todo el mundo). En octubre de ese mismo año, realizó una sesión fotográfica erótica y luego debutó en el porno, llegando al trono en sólo tres meses: incluso derrotando a las conocidas Sasha Gray y Lisa Ann, como también a otras las ídolas de los videos porno.

El “boom” de Mia Khalifa

A su corta edad, Mia Khalifa ya poseía el reinado de la pornografía. Su nombre era el más buscado y ella se había convertido en la fantasía de millones de personas. No obstante, esta fama no sólo la adquirió por su exuberantes curvas y su contrato con la compañía Score.

Mia siempre se manifestó orgullosa de sus raíces, incluso mientras era filmada protagonizando porno. Esta conexión con el Líbano se convirtió en un gran atractivo, llevándola al 5º puesto de “Las 10 estrellas más famosas del mundo porno” de la revista Loaded, rozando el límite entre lo prohibido e imponiendo una nueva imagen alejada de los cánones de belleza de la mujer occidental.

Mia Khalifa
Mia Khalifa

Es por ello que la actriz no dudó en protagonizar algunas de sus cintas usando un hiyab (prenda islámica que cubre el cabello de las mujeres) y un grueso delineador para enfatizar su aspecto “exótico”, además de enseñar sus dos tatuajes en honor al Líbano: los primeros versos de su himno nacional y la cruz de las Fuerzas Libanesas (partido político cristiano y conservador de su país).

Mia Khalifa
Mia Khalifa

Mientras algunos occidentales enloquecían por Mia y parte de sus compatriotas lograron apoderarse de la cuarta parte de las búsqueda de sus videos, una parte del mundo oriental la consideró como una terrible falta de respeto, y quisieron eliminarla.

Vergüenza familiar y amenazas de muerte

Las dificultades en la carrera de Mia comenzaron cuando sus padres dieron entrevistas hablando de lo avergonzados que se sentían de la ocupación de su hija. Debido a los conflictos morales y lo conservadora que es la sociedad,son muy pocos padres los que se sienten orgullosos que su hija sea una musa del erotismo.

“Probablemente estamos pagando el precio de vivir lejos de nuestra tierra. Nuestros hijos tenían que adaptarse a una sociedad que no se asemejan a nuestra cultura, tradiciones y valores”, expresaron sus progenitores hace dos años, según recoge el portal de noticias CNN.

La pareja expresó que su hija “no refleja sus creencias ni a su familia ni la educación que le entregaron” y que los “avergüenza profundamente”. “Esperamos que ella vuelva a sus sentidos ya que su imagen no nos honra”, destacaron.

Kinda missing my easy-breezy overgrown bob today. Mainly because I don't feel like washing my hair. 🤔💇🏽

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Por su parte, Khalifa contó al portal libanés Ya Libnan que “nadie de su familia le dirigía la palabra” y que sus padres son “extremadamente estrictos, agobiantes y muy conservadores”. Pero los conflictos familiares eran los menos graves dentro de la escala de problemas que atacaban a Khalifa.

Junto con su enorme fama, llegaron múltiples amenazas de muerte desde su país natal, de personas árabes y musulmanes, y desde Medio Oriente en general. Según expresaban algunos orientales en sus redes, la estrella porno se “burlaba de su cultura y religión, y los dejaba en ridículo”, al vestir con hiyab y mostrar sus tatuajes en los registros sexuales.

Estas amenazas se tradujeron en fotografías manipuladas en las que aparecía Khalifa ejecutada por el Estado Islámico (algunas muy falsas y otras que hacían dudar a sus seguidores), mensajes que le expresaban que “iría al infierno” y los propios periódicos de esos países se esmeraron en generar el odio por la popular figura.

De esta forma, sus cuentas comenzaron a llenarse de odio y comentarios amenazantes, que exigían que Mia fuera “eliminada para siempre”. Incluso un usuario le dijo directamente que la asesinarían cortándole el cuello, según recogió DailyMail.

“No me dejaré intimidar por Siria o Israel, estoy bastante indiferente a sus amenazas”, expresó con valentía y sinceridad a la revista Newsweek. “¿Acaso no tienen algo más interesante qué hacer antes de preocuparse de mí?”, reflexionó en Twitter (abajo). En tanto, también comentó que la mayoría de las amenazas “provienen de hombres que han visto sus videos”.

Si bien Mia intentaba estar indiferente a las violentas advertencias que recibía a modo personal, sí le importaban las que recibía su familia. “Me siento culpable por arrastrarlos a esto (…) pero esa nunca fue mi intención”, señaló en 2015.

Entre las críticas, también aparecieron algunas personas que manifestaron su opinión en defensa de la joven. Uno de ellos fue Nasri Atallah, un destacado escritos inglés-libanés, quien destacó que “como mujer, Mia tiene derecho a hacer lo que quiera con su cuerpo”. Y es ese camino el que la actriz decidió seguir.

Adiós al porno

Contrario a lo que algunos pensaron, Mia no se retiró de la pornografía por estos conflictos ni mucho menos. Más bien, había perdido la ilusión por su trabajo en la industria.

“Creo que fue mi fase rebelde”, dijo al portal estadounidense The Washington Post. “Me di cuenta que esto no era para mí. Intenté acercarme, pero al final terminé por distanciarme”, contó.

Después de su salida del porno, la libanesa se dedicó al cibersexo (camgirl) hasta que se convirtió en una estrella de las redes sociales y dejó las transmisiones eróticas.

Hoy, a dos años de dejar la pornografía, Mia continúa recibiendo ingresos con sus 26 películas eróticas (que tiene en su sitio web), se convirtió en una prominente celebridad de las plataformas -con más de 1 millón de seguidores en cada red- y vende su propia línea de ropa, desde su bella residencia en Miami, Florida (EEUU) y se dedica a promocionar equipos deportivos, su otra gran pasión.

TERPS 🦀🐢

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