A lo largo de la historia del cine son muchas las películas las que han contado con accidentes en sus rodajes, aunque existe un caso que supera todos los límites conocidos.

Se trata de El gran rugido (Roar) de 1981, cinta que es considerada por muchos como la mayor “locura” llevada a cabo en nombre del séptimo arte.

Y aunque su director puso en serio riesgo la vida de su equipo, e incluso de su propia familia, lo cierto es que el filme resultó ser un completo desastre, tanto en la taquilla como en cuanto a las críticas.

Roar
Roar

No obstante, cuando la distribuidora norteamericana Drafthouse Films la volvió a estrenar en algunos cines en 2015, aprovechó precisamente esta “mala fama” para promocionarla con una llamativa advertencia:

“Ningún animal fue herido durante la filmación de esta película. 70 miembros del equipo técnico y artístico sí lo fueron”.

Iniciando el proyecto

La idea de esta película surgió en 1969, año en el que el director y productor Noel Marshall, junto a su pareja Tippi Hedren, se encontraban de caza en Mozambique.

De pronto vieron algo que les llamó profundamente la atención: una cabaña abandonada en cuyo interior se encontraban unos 30 leones. Fue ahí cuando la pareja, que estaba completamente comprometida con los derechos de los animales, pensó que crear una película con una escena de ese tipo sería sumamente original.

Un año después comenzó a concretarse el proyecto, para el cual Marshall hizo que participara toda su familia: sus dos hijos, así como la hija de Hedren. ¿Su nombre? Melanie Griffith, quien posteriormente alcanzaría el éxito mundial.

La historia de la cinta estaría basada en un científico cuya vida se desarrollaba en completa armonía junto a leones, a quienes protegía de los cazadores furtivos.

Roar
Roar

Tal como recoge el periódico británico The Guardian, aunque estaba ambientada en África, el rodaje se realizó en la casa en la que vivía la pareja con sus tres hijos, en California, Estados Unidos.

Por insólito que parezca, Marshall optó por criar cachorros de leones, tigres, pumas, panteras y elefantes en el hogar. Un detalle importante, y que a la larga tendría serias consecuencias, es que nunca los entrenó para que siguieran órdenes.

Rodando en un verdadero infierno

La pareja pensó que el hecho de criar a los animales desde pequeños, y en compañía de sus hijos, haría que las posibilidades de ser atacados fueran bajas.

Sin embargo, sus cálculos resultaron errados, registrándose varios incidentes en medio de las grabaciones, en los que hubo mordeduras, arañazos y hasta fracturas.

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La gravedad de la situación obligó a Marshall a hospitalizar a su esposa y a su hijastra, Melanie Griffith, quien resultó arañada por un león, lo que la llevó a ser sometida a una cirugía de reconstrucción facial. Esta escena fue incluida en la película final.

“Mamá, no quiero terminar el rodaje con la mitad de mi cara arrancada”, llegaría a señalar una joven Melanie.

Roar
Roar

Como era de esperar, este ambiente generó gran temor entre los actores, lo que de acuerdo al crítico Matt Singer se llega a percibir en la cinta.

“Luce como si fueran rehenes a los que se les obliga a caracterizar personajes a punta de pistola. El mensaje de Roar es la convivencia pacífica entre especies, pero esto se contradice escena tras escena en las que los leones destrozan objetos, comen cosas, saltan sobre todo y usualmente asustan al resto”, llegó a afirmar, de acuerdo al sitio Screen Crush.

Probablemente el caos más grave fue el de el director de fotografía de la producción, Jan de Bont, a quien un león le arrancó el cuero cabelludo. Esto obligó a los médicos a suturarlo nada menos que con 220 puntos. Increíblemente, Bont regresó al set para continuar con sus labores.

Roar
Roar

Tanto Mashall como Hedren sufrieron gangrena por los ataques de los felinos, e incluso ella llegó a fracturarse una pierna tras caer de un elefante.

Luego de ser estrenada en noviembre de 1981, Roar se convirtió en un completo fracaso comercial. De acuerdo al sitio The Hollywood Reporter, recaudó 2 millones de dólares (para su realización se invirtieron 17 millones de la divisa norteamericana).

Pero a pesar de la mala recepción, con el tiempo la desconcertante historia detrás del filme hizo que se convirtiera en una película “de culto”.

En total, el rodaje de la cinta -que se extendió por 5 años- dejó un saldo de más de 70 heridos.

A continuación te dejamos con el tráiler que se hizo para su relanzamiento en 2015.