Planear un matrimonio no es fácil. Hay millones de detalles de los que preocuparse y cientos de cosas que pueden ir mal. Desde un vestido que se arruga hasta los nervios de los novios, de todo puede pasar antes, durante y después de la ceremonia.

Pero si a eso le agregamos los ojos del mundo puestos en la boda, las cosas pueden resultar aún peor. A través de la historia han sido decenas los enlaces reales que han acaparado la atención del público, pero muy pocos conocen los detalles sabrosos o anécdotas que los rodearon.

Desde María Antonieta a Kate Middleton han sido cientos las bodas que han sufrido más de un percance previo a dar el si. A continuación te contamos algunas de sus historias.

1. Principe Carlos y Princesa Diana, 29 de julio de 1981

Fue uno de los matrimonios más importantes y recordados del siglo pasado. A pesar de cómo terminaron las cosas, el 29 de julio de 1981 el mundo entero puso sus ojos en Inglaterra para ver cómo el cuento de hadas de una joven se convertía en realidad.

Pero a pesar de las expectativa, aquella ceremonia no estuvo ajena a los inconvenientes. Uno se ellos ocurrió con el icónico vestido de Diana.

El diseño de David y Elizabeth Emanuel, pasó a la historia de la moda gracias a su enormes mangas y larguísima cola de seda que se arrastraba tras ella, pero lo que nadie previó fue el material del traje casi arruinaría la presentación del vestido.

Durante el camino al catedral de San Pablo donde se realizaría la ceremonia, el vestido se arrugó mucho más de lo previsto, pero fue imposible hacer algo al respecto. Lo bueno fue que pocos notaron aquel detalle en medio de tanto género.

Pero no sólo el vestido llamó la atención. En medio de la ceremonia Diana tuvo un breve lapsus y al decir sus votos cambió el nombre de su futuro esposo. En lugar referirse a él como Carlos Felipe (Chales Phillip), le dijo Felipe Carlos (Phillip Charles), sin embargo, al parecer, casi nadie se dio cuenta.

Otra anécdota es que la corona que llevó Diana, la cual había estado en su familia más de 60 años, le provocó un gran dolor de cabeza debido a su peso. La tiara estaba hecha de plata y diamantes, provocando que la princesa tuviese que soportar el dolor durante la ceremonia y posterior recepción.

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Agence France Press

2. Kate Middleton y Príncipe William, 29 de abril de 2011

30 años después fue el hijo de Diana quien hizo que el mundo volviera a fijar sus ojos en Inglaterra. El joven príncipe se casó con su novia de más de 10 años, Kate Middleton, a quien conoció mientras estudiaba en la universidad.

Por supuesto, una boda de la magnitud de esta pareja real, no podía estar ajena a los problemas.

Uno de los más desconocidos lo sufrió el novio, quien la noche previa a la boda sólo pudo dormir media hora debido a los gritos de cientos de curiosos que acamparon afuera Clarence House, donde él vivía. “Ellos estuvieron cantando y animando toda la noche, así que la emoción de eso, mi nerviosismo y todos cantando… dormí como media hora”, afirmó

Otro momento para recordar del gran día de la joven pareja real, ocurrió a la salida de la abadía de Westminster. Un caballo que iba en la caravana junto a los recién casados botó a su jinete y galopó por delante del cortejo oficial justo cuando pasaba por delante de Downing Street, residencia oficial del primer ministro británico. Por suerte nadie salió herido.

Finalmente cuando los Duques de Cambridge llegaron hasta el Palacio Buckingham salieron al balcón para saludar a las miles de personas que los esperaban ansiosos. Su primer beso público, sin embargo, fue opacado por una pequeña paje quien se robó todas las miradas.

La niña lució molesta durante todo momento y hasta se tapaba los oídos por el enorme ruido que provocaba la multitud. Incluso la misma Kate intentó hacerla sonreír, sin éxito.

Antes de la boda también hubieron algunos problemas, como por ejemplo la lista de invitados. Meses antes del matrimonio, William tomó la lista con 777 nombres y se dio cuenta que ninguno de ellos eran conocidos suyos o de Kate. Entonces decidió acudir a la Reina Isabel en busca de ayuda.

“Fui a verla y le dije: ‘Escucha, tengo esta lista, y no hay ni una persona que conozca, ¿qué debo hacer?’ y [la Reina] dijo: ‘Deshazte de esa lista. Comienza por tus amigos y luego agregaremos los que necesitamos a su debido tiempo. Es tu día"”, recordó William.

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Reina Isabel y príncipe Felipe, 20 noviembre de 1947

A diferencia de las anteriores, la boda de la reina Isabel y el príncipe Felipe fue mucho más austera, y es que Inglaterra se encontraba en plena época de post guerra.

De hecho fueron tan sencillos los preparativos que para poder diseñar el vestido de novia, la entonces princesa tuvo que reunir cupones de racionamiento entregados a los ciudadanos para comprar tela.

No obstante, la boda generaba tanta ilusión entre la juventud que cientos de chicas de todo el país enviaron como regalo a Isabel sus propios cupones.

Otro de los “fails” que no se conocen demasiado es que el mismo día de la boda, el peluquero de la Reina rompió la corona que llevaría junto a su vestido de novia.

La tiara había sido fabricada para la reina Victoria en 1919 y era considerada una reliquia. Por ello, sirvientes de la Reina llevaron la corona al joyero real, escoltados por la policía. Por suerte el profesional pudo arreglarla a tiempo para la boda… Aunque no se sabe qué ocurrió con aquel desafortunado peluquero.

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OTROS FAILS

María Antonieta y Luis XVI de Francia, 1770

Como todo su guardarropa, el vestido de novia de María Antonieta no podía ser menos que glamoroso. Y es que para entrar a la corte francesa teniendo sólo 14 años, debía vestir para la ocasión.

El traje era de ensueño, fabricado en seda de tono blanco mezclado con plateado. Pero como si fuera poco, además estaba decorado con diamantes blancos para darle aún más prestigio.

Sin embargo, había un pequeño problema… Le quedaba chico. Al calcular mal sus medidas, las modistas habían confeccionado un vestido que no se ajustaba al cuerpo de la futura reina. Sin importar cuanto intentaran adelgazarla con un corset, el diseño simplemente no cerraba.

Y aunque finalmente se casó con el futuro rey, el vestido nunca se pudo cerrar quedando un espacio entre las dos filas de diamantes que adornaban su espalda.

Para mala suerte del mundo de la moda, nadie sabe dónde quedó el hermoso diseño.

 Columbia Pictures
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Rey Jorge IV de Reino Unido y Carolina de Brunswick-Wolfenbüttel, 1795

Esta era una boda que desde el principio no salió bien. El rey y Carolina no sólo eran primos, sino que tampoco se conocían en persona y él sólo accedió a casarse con ella debido a una deuda que mantenía.

Jorge consideraba a Carolina poco agraciada y sucia, algo que ella también pensaba de su futuro marido.

El día de la boda, el hombre estaba tan borracho que sus cercanos tuvieron que sujetarlo para mantenerlo en pie durante la ceremonia. Sus votos fueron sólo murmullos y sollozaba cada vez que tenía la oportunidad.

Pero como si todo eso no fuera lo suficientemente malo, Carolina no se podía mantener en pie debido al peso de su vestido de novia que incluía terciopelo, encaje y tejido de plata.

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Princesa Nathalie de Dinamarca y Alexander Johannsmann, 2010

En 2010 la princesa Nathalie contrajo matrimonio con Alexander Johannsmann en una ceremonia con la que muchos soñarían. Los nervios propios de una novia y la enorme cantidad de prensa apostada en el lugar, hicieron que la joven olvidara un pequeño detalle.

Nathalie dejó su ramo de novia y tuvo que esperar más de 10 minutos para que alguien fuera a buscar. Por suerte, la princesa no se alteró y se mostró de buen humor durante todo momento.

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