El alcalde de Medellín, la segunda ciudad de Colombia y cuna del famoso narcotraficante Pablo Escobar, criticó el lunes la visita del cantante de rap estadounidense Wiz Khalifa a la tumba del capo, donde el artista dejó flores y fumó marihuana el viernes.
“Este tipo en vez de haberle llevado flores a la tumba de Pablo Escobar lo que debió haber hecho, como cualquier persona”, es entregarle “flores a la tumba a las víctimas de la violencia que generó el narcotráfico”, dijo el alcalde Federico Gutiérrez.
“Esa apología al delito nos hace mucho daño”, declaró a Blu Radio.
Visiblemente molesto, el alcalde de Medellín consideró lo ocurrido como una burla a los miles de damnificados por la violencia generada en los años 1980 y 1990 por las luchas entre los carteles de la droga, y llamó a quienes se encargan de traer a estos artistas a dar “la cara a la ciudadanía y al país y a las víctimas”.
“Esas personas no deberían tener permisos para llevar sus espectáculos”, apuntó.
“¿Quién va por ejemplo a Alemania y hace una alusión a toda esa época de Hitler? (…) Eso inmediatamente da cárcel”, añadió.
Khalifa depositó el viernes un arreglo floral y un cigarrillo de marihuana ante la lápida de Escobar, abatido por la policía en diciembre de 1993, según fotos que el propio rapero publicó en su cuenta en Instagram, donde también puede vérselo vestido de blanco y fumando yerba.
La tumba de Escobar es uno de los atractivos en el cementerio de Itagüí en Medellín, donde turistas de todas las edades y orígenes acuden para conocer el sitio donde reposa uno de los hombres más temidos y ricos de Colombia, abatido por la policía en 1993 tras liderar un multimillonario imperio global de la cocaína.
Khalifa estuvo en Colombia estos días para participar primero en un concierto en Medellín con el puertorriqueño Tego Calderón, y luego en Bogotá para presentarse en el festival de rock y pop Estéreo Picnic.
No es la primera vez que el alcalde de Medellín condena la idolatría a Escobar. En julio pasado, Gutiérrez recriminó al reguetonero puertorriqueño J. Álvarez, invitado a la tradicional fiesta anual de las flores de esa ciudad, por portar una camiseta alusiva al capo de la droga.
Aunque la figura de Escobar ha cobrado creciente fama en todo el mundo, desatando una verdadera “Escobarmanía”, que incluye series de TV, películas, libros, cuadros y todo tipo de productos que lo ensalzan, Colombia, y en particular Medellín, han subrayado la necesidad de limpiar la imagen de droga, violencia y crimen asociada a su nombre.
“El cómo nos ven hoy afuera es también debido a todas esas series (…) y todo el mundo feliz en el exterior viendo a este señor como un ídolo”, dijo Gutiérrez.
