Es cierto, no se trata de una ‘máquina’ colectiva que despliegue un fútbol que marque tendencias. Pero la recuperada Universidad de Chile puede exhibir una imagen bastante mejorada, que ya la tiene peleando por el título del Clausura.

Es que el cambio que muestran los azules es evidente, tanto en el juego como en los resultados. Los antecedentes era claros: los últimos dos semestres de Martín Lasarte (pese al título de Copa Chile obtenido) quedaron al debe, a lo que se sumó el insostenible ciclo de Sebastián Beccacece, un debutante que tuvo su oportunidad antes de lo aconsejable y el paso de Víctor Castañeda y Luis Musrri, que perfilaron su mando hacia el rescate de la identidad, pero sin mayor lucidez en lo táctico.

Así llegó Ángel Guillermo Hoyos, mirado con cierta reticencia por su irregular campaña previa. Esa desconfianza se vio aumentada luego de los primeros declaraciones del trasandino, donde su tono conciliador, pausado, sin grandes críticas públicas e incluso con comparaciones sorprendentes hacia sus jugadores no parecían un camino adecuado.

Pero el tiempo le ha ido dando la razón al exseleccionador de Bolivia. Sin estridencia, logró bajar la tensión que cargaban los jugadores, permitiendo que su enfoque esté en la cancha y muestren parte de las características que los llevaron a integrarse al plantel. Un aspecto que tiene como ejemplos claros a la dupla central de Vilches y Jara, cuyos errores pasaron a ser cada vez más esporádicos y ahora muestran un funcionamiento que los tiene como líderes de una de las defensas menos batidas del torneo.

¿Qué más cambio? Cuesta definirlo. Parece difícil que trabaje más de Beccacece, del cual se puede criticar muchas cosas, pero no su afán por intentar mejorar. Tampoco tendrá más carácter que Castañeda, como para reordenar un plantel con ciertos visos conflictivos. Es más, uno de los puntos de inflexión en la campaña fue la salida de Gastón Fernández, lo que pudo ser un problema pero terminó favoreciendo el ingreso de un Mora que revalidó su potencial goleador.

Lo concreto es que Hoyos le transmitió tranquilidad a su plantel y éste respondió con un alza en su rendimiento, lo que hace que ahora la ‘U’ parezca un equipo. Algo que asoma un objetivo mínimo, pero que a los azules les costó varios meses poder alcanzar. Si bastará para sumar una corona está por verse, pero ya se metieron de lleno en la pelea.