Thomas Briceño estaba fuera de foco, pero aún así sabía que debía competir. Había sufrido el robo de sus implementos para participar en los Juegos Deportivos Nacionales la noche anterior pero tenía claras sus prioridades y nada le hizo abandonar.

Fue esa característica, aprendida de sus padres, la enseñanza que le mantuvo firme y que por supuesto no olvida, pues incluso antes de los diez años ya sabía que no debía dejar de lado un desafío sin antes intentarlo.

En la formación de ellos se reflejan mis resultados. Eso es gracias a mis padres“, reconoció a Biobiodeportes.

El judoca nacional emprendió rumbo al Bío Bío desde Santiago, con la mente aún nublada y sin los mejores ánimos para luchar, aunque en el sur le esperaba una competencia de la cual antes no había podido participar y que finalmente logró conquistar pese al mencionado robo.

Con algunos de los implementos robados competí en los Juegos Olímpicos“, recuerda con nostalgia el deportista, quien defendió los colores de Chile en la cita de los anillos en 2016.

Voy a salir a algún persa a ver si encuentro los implementos que me robaron“, manifestó tras los juegos, en donde por cierto se coronó en la categoría -90k tras derrotar en casi diez segundos a su rival en la final que tuvo lugar en Talcahuano.

Así es parte de la vida deportiva del Pelao, como suelen llamarle sus cercanos, una de considerables desafíos que sin importar trata de sortearlos, sabiendo -como ha quedado demostrado anteriormente- que pese a lo adverso no se de debe desistir sin intentarlo.

Competí en Concepción, al final, gracias a un uniforme que acá me compraron“, detalló Briceño, uno de los máximos exponentes del judo en el país que así se confiesa.

Jack Guez / Agence France Presse
Jack Guez / Agence France Presse

¿Cómo te iniciaste en la disciplina?

Por mis padres. Si bien ninguno de mis papás hace deporte, yo cuando chico tenía sobrepeso entonces querían que yo hiciera algún deporte. Mi mamá, como es Carabinero, a través de la institución teníamos judo y karate. Judo nunca lo había escuchado así que me entregó un nombre y como eran juegos de lucha y como con mi papá siempre hacíamos juegos de lucha, se me hizo bastante fácil.

Empecé a entrenar los días sábados, y luego, de los doce años estuve entrenando de lunes a viernes y no, no me costó… Es un deporte que me cautivó rápido.

Antes de eso hice fútbol, natación, pero no, nada me gustó más.

Conforme a como fue evolucionando tu carrera, ¿en qué momento tomaste en serio tu rol de deportista de alto rendimiento?

Siempre me he tomado en serio las cosas que hago. Cuando era chico fui a una competencia infantil, tenía doce años y quedé en segundo lugar. Después de eso ya comencé a ir a competencias internacionales en categoría juvenil, por ejemplo, el año 2009 me acordé que logré salir campeón sudamericano y para mi fue una alegría porque además era algo muy significativo.

Fue ese año en que los seleccionadores nacionales se acercaron y me dijeron que me querían tener en la selección. De ahí en adelante corté el colegio normal y me dediqué a dar exámenes libre en tercero y cuarto medio. Y empecé a entrenar mañana y tarde, ya completamente dedicado a lo que era alto rendimiento.

En 2011 comenzaron a mejorar mis resultados, en 2012 también, 2013 tenía cada vez mejores resultados en Copas del Mundo, Panamericanos, Sudamericanos .

¿Hubo alguna competencia dentro de tu formación que te haya marcado?

Cuando era infantil durante un campeonato. Debí haber tenido como 8 o 9 años y tenía que ir a competir y llegué con mi papá al lugar. Me pesé, me acerqué a la grada y le dije a mi papá que no quiero competir, que me quiero ir y se lo dije llorando.

Mi papá me dijo ‘es que las cosas no se hacen así, tienes que terminar porque la gente que está aquí se preparó para competir’.

Si yo quería perder, tenía que perder pero dentro del lugar. No podía dejar las cosas a medias. Al final competí y gané, pero lo que siempre me quedó grabado fue que cada vez que empiezo algo lo tengo que terminar. No por algo de por medio voy a dejar las cosas tiradas.

Defendiste a Chile en los Juegos Olímpicos de Río 2016, ¿Cómo fue vencer y pasar a segunda ronda en la competencia?

Fue un gusto muy alegre, mi familia estaba muy contenta. Yo creo que cualquier deportista anhela ir a unos Juegos Olímpicos, es a lo que uno siempre quiere llegar, ojalá subirse a un podio y obtener primer lugar.

Yo llegué un día jueves y no te miento que me entraron muchos nervios, pese a que estuve un mes y medio en Brasil concentrado con la selección olímpica de ese país.

Briceño en los JJ.OO. de Río

Jack Guez / Agence France Presse
Jack Guez / Agence France Presse

¿Qué significó haber vencido al jordano Ibrahim Khalaf?

Mi entrenador, hasta los juegos al menos, me inculcó mucho el tema del rival, entonces ya había realizado ese estudio de los adversarios que nos podían tocar, más que nada cómo peleaba o si era zurdo, diestro o cómo podía atacar.

Tenía una táctica hecha para enfrentar al rival y como la cumplí al pie de la letra nos resultó muy bien. Gané la pelea y ello no se puede describir.

Fue histórico después de muchos años porque yo todavía no nacía cuando ocurrió el hecho de que Eduardo Novoa hace años atrás también había ganado un combate.

No fui el primero, fui el segundo (chileno) pero sí tuvieron que pasar más de treinta años para que se pudiera hacer una hazaña así.

El segundo rival, que era el campeón del mundo, fue un reto demasiado complicado pero teníamos una táctica también que teníamos que llevar a cabo y sobre la cual cometí un error que fue lo que al final me costó el combate.

No sentí una diferencia grande ni de fuerza de resistencia pero sí costó. En un minuto en que no me resulta la técnica y yo me salgo el me agarra la manga izquierda y la solapa derecha logrando posteriormente ganarme la batalla. Son cosas de segundos.

Mi participación en Río fue buena, pero no quedé satisfecho
. Uno siempre quiere más. Yo quiero llegar a los Juegos Olímpicos de Tokio y subirme al podio. Tener la bandera chilena lo más arriba posible. Yo creo que las cosas se van a dar bien.

Incluso el cambiar de categoría, de -90 a -100k le acomodó, pues afirma que ello le significó pelear mejor y con menos ansias.

Combatí mejor y con muchos menos errores.

Thomás ¿Cómo proyectas tu carrera deportiva en el corto y en el largo plazo?

Ahora, desde el 14 al 19 de junio, se viene el Grand Prix de Cancún, competencia donde estamos de buscar los recursos para poder ir porque aún no sabemos si vamos a través de la Federación, pero no por un tema de que no haya plata sino porque esa competencia fue fijada tarde en el calendario. Por lo tanto no estaba contemplado dentro del presupuesto.

Sí o sí sigo buscando recursos para completar el dinero que me falta para poder ir al viaje, independiente de que no pueda pagarlo la federación.

A largo plazo quiero clasificar a los Juegos Olímpicos de Tokio y esta vez quiero clasificar directo, lo que significa quedar entre los veinte primeros del mundo.