El nadador estadounidense Ryan Lochte fue suspendido este jueves de 10 meses de toda competición por el Comité Olímpico (USOC) y la Federación de natación de su país por el escándalo del falso testimonio que entregó a la Policía brasileña sobre un presunto robo durante los Juegos Olímpicos Rio 2016.

La suspensión que finalizará el 30 de junio de 2017 privará a Lochte, de 32 años, de participar en el Campeonato de natación de Estados Unidos y el Campeonato Mundial en Budapest, previstos el próximo año. Además, no tendrá acceso a las infraestructuras del Comité Olímpico estadounidense y a las subvenciones del USOC. Asimismo, deberá cumplir 20 horas de trabajo comunitario.

Tampoco podrá aspirar “a las primas por resultados en los Juegos Olímpicos 2016 de Rio” y “no puede ser parte de la delegación que viajará a la Casa Blanca”, como es tradición, para ser homenajeada por el presidente de Estados Unidos cuando recibe a los medallistas olímpicos.

“Como hemos dicho anteriormente, el comportamiento de estos atletas fue inaceptable. Su comportamiento dañó injustamente la reputación de nuestros anfitriones y desvió la atención de los históricos éxitos obtenidos por el equipo de Estados Unidos”, afirmó Scott Blackmun, presidente del Comité Olímpico Estadounidense (USOC).

Lochte, medallista olímpico en 12 ocasiones, ha perdido una gran cantidad de acuerdos de patrocinio después de su bochornosa noche en Río, en la que también estuvieron comprometidos Gunnar Bentz, Jack Conger, James Feigen, también sancionados por sólo por cuatro meses.

Ganador de una medalla de oro en Rio-2016, Lochte había dicho a los medios de comunicación que él y sus tres compañeros de equipo habían sido asaltados después de una fiesta nocturna por ladrones que se hicieron pasar por policías la noche del 14 de agosto. 

Sin embargo, la policía de Rio aclaró el episodio cuando reveló los videos de varias cámaras de seguridad en las que se apreciaba a los nadadores en un gasolinera en estado de ebriedad.

Lochte se ha disculpado públicamente por el episodio después de que la policía brasileña declaró falsa la historia, un hecho que ha perjudicado su imagen y que llevó a cuatro compañías estadounidenses, entre ellas el fabricante de artículos deportivos Speedo y la marca de ropa Polo Ralph Lauren, a poner fin a su acuerdo de colaboración con el campeón olímpico.