“Se compran atletas y tengo una prueba”, señaló Bernard Amsalem, miembro del consejo de la Federación Internacional de Atletismo (IAAF), que intentará poner fin a los cambios de nacionalidad en el primer deporte olímpico.

Con la creación de una agencia antidopaje independiente y la lucha contra las trampas sobre la edad de los atletas, los cambios de nacionalidad son el tercer dosier prioritario de la IAAF.

“Vamos a hacer propuestas durante el congreso, a principios de diciembre en Mónaco, para meterlas en nuestros estatutos a final de año. Tenemos un documento que dice cuánto paga un país a un atleta cada mes. Se trata de alguien muy joven con mucho talento y ha sido excluido (por la IAAF, debido a los plazos de clasificación) de los Juegos con su nuevo país”, señaló Amsalem, también presidente de la Federación Francesa.

Los principales ‘compradores’ de atletas son las monarquías del Golfo y Turquía, que dominó las pruebas de medio fondo en el campeonato de Europa, a principios de julio en Amsterdam.

Amsalem explica el modus operandi: “Los van a buscar sobre a todo a Kenia, pero también a Etiopía, Marruecos o Jamaica, cada vez más a Nigeria por los esprinters. Países pobres, en dificultades. Es más fácil convencer a un atleta de estos países ofreciéndole mucho dinero, representa mucho con respecto a lo que pueden ganar de manera cotidiana”.

Últimamente Baréin ha puesto la barra más alta. “Conté 23 cambios de nacionalidad hacia este país durante este año”, añade Odile Baudrier, periodista para el sitio especializado de atletismo ‘Spe15’.

Ruth Jebet, nacida en Kenia hace 19 años, abrazó la nacionalidad de Baréin, con la que ganó el oro en 3000 obstáculos en los Juegos. La atleta no ha querido explicar las razones de su salida.

Sí lo hizo su padre, durante la recepción de honor que recibió en el aeropuerto de Nairobi, un día después de su éxito en Río. “Se lo agradezco de manera infinita, me ha podido comprar una casa y ganado”, dijo.