Un campeonato de oro: a siete años del título de Chile femenino en los JJ.OO de la Juventud

Hace siete años, en plena época en que Chile era el centro del mundo a raíz del derrumbe de la mina San José que dejó atrapado a 33 mineros, una selección nacional luchaba por alcanzar un título inédito en el deporte de nuestro país.

El 22 de agosto y luego de angustiantes 17 días, se confirmó que los mineros estaban con vida a través de un papel que llegó a la superficie por medio de una segunda sonda. “Estamos bien en el refugio los 33”, decía el mensaje.

Esta noticia llegó también a Singapur, lugar donde se encontraba la selección de fútbol femenina sub-15 de Chile y que aguardaba por enfrentar a Guinea Ecuatorial por la final de los Juegos Olímpicos de la Juventud.

Horas antes de la definición ante las africanas, el técnico del combinado criollo, Rodrigo Valdés, mostró un video compilatorio a sus pupilas sobre lo que estaba sucediendo en Atacama, lo que a más de alguna le sirvió para entrar con entusiasmo a la cancha del Jalan Besar.

Vestidas con uniforme de blanco completo, las chilenas salieron a hacer historia en aquel 24 de agosto de 2010 y tras igualar a un tanto frente a Guinea Ecuatorial (combinado que les había propinado una goleada en la fase de grupos), vencieron por 5-4 en la tanda de penales y conquistaron el primer oro olímpico del balompié nacional.

Las heroínas de esa jornada fueron sin lugar a dudas la portera Paola Hinojosa y la volante Romina Orellana. La meta se lució al contener el penal de Antonia Obiang, mientras que la sanfernandina -que con la ‘14’ en la espalda había convertido un golazo de tiro libre en el tiempo reglamentario- fue la encargada de marcar el lanzamiento que le permitió a Chile subir a lo más alto del podio de la competencia.

Archivo | Julian Finney / FIFA via Getty Images

Las dos principales protagonistas de esa final viajaron en el tiempo y rememoraron junto a BioBioChile los bellos momentos que vivieron que hace siete años en Singapur; repasaron en detalle las jugadas en que les tocó ser factor determinante y entregaron su análisis sobre la evolución del fútbol femenino nacional.

“Los recuerdos que me quedan son de un grupo de excelentes personas y muy buenas jugadoras, más allá del oro conseguido éramos una familia y eso era lo más importante”, partió diciendo Orellana, hoy con 22 años y alejada del fútbol profesional pero con chances de regresar prontamente a su club de origen, Everton de Viña del Mar.

Misma opinión fue la que entregó Hinojosa: “Es un recuerdo gratificante. Cantar el himno nacional fuera del país es mucho más emocionante de si quizás lo hubiese vivido ahora, porque con el tiempo uno va madurando y cuando es chico todo lo vive como máximo emoción”.

Sobre la arenga previa a la final, Hinojosa dijo que fue clave el mensaje que tenía el video de los 33 mineros que mostró el ‘profe’ Valdés. “Trataba de lo que era poder salir adelante de una situación difícil”.

Y en cuanto al penal que atajó, la actual meta de Deportes Temuco dijo que estaba “muy nerviosa” pero a la vez segura de que iba a contener un disparo.

“Estaba muy nerviosa, había adivinado todos los penales anteriores y en cierta parte me tenía confianza y sabía que iba a atajar uno. En el último momento me decidí para el lado derecho y por suerte acerté”, indicó.

Las firmes manos de Hinojosa ante la ejecución de la ’17’ de Guinea Ecuatorial dejó a Chile rozando la medalla de oro. Quedaba un solo lanzamiento y la responsabilidad recayó en Orellana.

“Después que terminó el tiempo reglamentario había mucho cansancio, ya que jugamos con un excelente rival. Veníamos preparadas para una supuesta tanda de penales y recuerdo ver a la Paola atajar el penal y sólo dije tengo que meter ese balón como sea”, dijo.

Y así fue. Remate perfecto que se clavó al fondo de las redes, dedicatoria a la madre y brazos abiertos para recibir a sus compañeras extasiadas de alegría que se le abalanzaron para celebrar la hazaña.

¿Ha evolucionado el fútbol femenino chileno en estos siete años?

Tanto Hinojosa como Orellana coinciden en que aquel título no marcó el inicio del cambio de este deporte en nuestro país, ya que ese auge se lo atribuyen al Mundial sub-20 realizado en Chile en 2008.

Ellas ven que el oro en Singapur sirvió para cambiar la mentalidad de las deportistas nacionales y la etapa formativa de los clubes de menos recursos.

“No tengo la certeza de que el oro conseguido en Singapur haya cambiado un poco las cosas en el fútbol femenino en Chile, pero sí puedo decir que cambió la mentalidad de muchas mujeres que se dedican a este deporte, de que con trabajo, constancia y esfuerzo todo se puede”, expresó Orellana.

“Yo creo que ha evolucionado bastante sobre todo en la formación de las jugadoras, porque antes quizás era más difícil formar jugadoras que no estuvieran en Colo Colo o en la ‘U’”, afirmó Hinojosa.

Por último, la guardavallas dejó en claro que una de las preocupaciones es la falta de apoyo de los mismos hinchas.

“Siempre hay poco apoyo, en otras partes es super importante y llenan los estadios. Cuando fue el partido de Chile con Perú (goleada por 12-0 en mayo pasado) habían varias jugadores que fueron a ver a sus compañeras. La idea del fútbol femenino no es promover la misma gente, sino que vaya las familias y más personas que quizás todavía no sabe la existencia de este deporte”, cerró.