Luego de la polémica levantada por los resultados de la auditoría a la gestión de la exdirectiva del Sindicato de Futbolistas, que entregó un monto de más de 250 millones en gastos sin respaldo adecuado durante los años 2015 y 2016, las declaraciones cruzadas siguen surgiendo.

En esta oportunidad fue nuevamente el expresidente de la organización durante ese periodo, Carlos Soto, el que nuevamente descartó un aprovechamiento personal de esos dineros, pero si reconoció que no existió el control interno adecuado para evitar el escenario actual.

En entrevista con El Mercurio, Soto reconoció que durante su periodo “nos quedamos en el amateurismo desde el punto de vista de la administración y de los procedimientos. No hemos tenido un cambio de mando en cinco períodos”, aclarando que “había una contadora que estuvo con licencia por embarazo en el último año, lo que provocó una descoordinación con la gente que administra”.

El renunciado directivo profundizó al señalar que “a todos nos sorprende la cantidad de gastos sin justificar, incluido a nosotros, que no esperábamos esos montos” y aceptó que “teníamos una manera muy sui géneris de administrar. A veces se cortaba el teléfono y alguien decía ‘yo lo pago’ y después lo reembolsábamos. En una empresa, eso no pasa. Pero nosotros, que funcionábamos a la antigua, nos pasó”.

El expresidente aseguró que “ya podemos garantizar 40 millones con llamados a empresas que no fueron acreditadas por la consultora” y se refirió a los $1,8 millones que gastaron en ropa de la tienda Zara, la que fue “para comprar 14 o 15 ternos para los directores y administrativos, pensando en la gala de fin de año (…) Claro, no fue aprobado por la asamblea, pero si fuera por eso, tendría que pedir autorización para cada donación“.

Soto aceptó que la donación de $1 millón a iglesia Casa de Estudios “no corresponde, no resiste mayor análisis”, pero defendió los $11 millones invertidos en la remodelación de la sede del Sifup, ya que “quedó una sede en un lugar privilegiado, que cubre todas las necesidades de los futbolistas”.

Por último, Carlos Soto fue tajante al descartar un aprovechamiento personal, ya que “vivo en el mismo departamento de hace 20 años, en La Cañada. Entré con dos autos y sigo con dos autos: un Yaris de 2006 y un Accent 2013. Sigo pagando créditos hipotecarios como cualquier persona. No me enriquecí“.