¿Se imaginan a Wayne Rooney mandando al Manchester United a segunda división? ¿O a John Terry haciendo lo antes mencionado con el Chelsea? Algo así suena poco probable, pero a un ídolo de un ‘gigante’ inglés le ocurrió, y todo por cumplir con el deber.
Nuestra historia comienza con un chico escocés de 16 años llamado Denis Law. A simple vista parecía cualquier cosa menos un jugador de fútbol. Era muy delgado y usaba lentes enormes para corregir su estrabismo.
Andy Beattie, entrenador del Huddersfield Town de la Segunda División inglesa, intuyó que algo había en Law y decidió probarlo en el equipo. Al comienzo hubo gran recelo a la idea, pues nadie creía que un ‘ratón de biblioteca’ pudiese jugar fútbol. Pero algo ocurrió.
El joven escocés demostró ser un goleador por naturaleza y los dirigentes de aquel club no lo dejaron salir de allí.
En 1956, el Huddersfield hizo debutar al joven de 16 años. Rápidamente se transformó en un ‘asesino del área’ y pese a su desnutrición (era hijo de un pescador y junto a sus seis hermanos se crió en un ambiente extremadamente humilde) este atacante demostró tener carácter y personalidad digno de los ‘grandes’.
Por aquel entonces, el legendario Bill Shankly (fue uno de los más famosos y respetados entrenadores de fútbol británico) formaba parte del cuerpo directivo del Huddersfield, y cuando firmó por el Liverpool intentó llevarse al atacante escocés, quien ya llevaba cuatro temporadas en el equipo.
Sin embargo, los ‘reds’ no tenían el dinero suficiente para fichar a uno de los jugadores más prometedores del fútbol británico, así que el Manchester City fue quien se hizo de sus servicios a cambio de más de 50.000 libras.
Con 20 años, el atacante firmó por los ‘ciudadanos’ y estuvo allí por poco más de una temporada, pues los de Manchester quisieron recuperar su inversión. Es por eso que decidieron enviarlo al Torino de Italia.
Allí quedó maravillado con la vida de los italianos. Sus instalaciones y los lujos que comenzaron a rodearlo. Pero cada partido vivía una realidad totalmente diferente. En un fútbol dominado por el ‘catenaccio’ los domingos se transformaban en un infierno.
Lo molían a patadas y pensó que en el Torino corría demasiado riesgo, por lo que decidió volver a Inglaterra.
En 1962 el ‘amor de su vida’, el Manchester United, lo ficharía por 115.000 libras. El traspaso más caro del fútbol inglés en ese entonces.
Un año antes los ‘diablos rojos’ se habían salvado del descenso y comenzaban a rearmarse tras la tragedia de Múnich, accidente aéreo que le costó la vida a 23 personas, entre ellos futbolistas del United, periodistas y directivos del club.
Denis Law fue el mejor acierto en ese entonces. Rápidamente comenzó a romper redes y en su primera temporada de la liga se matriculó con 23 goles y marcó otros seis que le ayudaron al United a conquistar la Copa.
Así comenzaba una era dorada para los ‘diablos rojos’. Junto a Bobby Charlton y George Best (que llegaría más tarde) formarían lo que se conoce en la historia del United como la ‘santísima trinidad’.
Conquistaron dos ligas y en 1968 lograron algo histórico al ganar la Copa de Europa ante el Benfica de Eusebio. Aquella noche Charlton prefirió no festejar, pues el camino para acceder a esa copa lo recorrió con los jóvenes que murieron en la tragedia de Múnich.
Tras ese momento las molestias físicas comenzaron a rondar en Law. Su rodilla fue su mayor preocupación y por lo tanto su presencia en el equipo disminuyó.
En 1973 decidió retirarse del United, tras once temporadas en la institución. Sus registros eran sensacionales: 309 partidos y 171 goles.
Una broma macabra del destino
Cuando estaba todo preparado para el destino surgió una oportunidad que el delantero no pudo rechazar. La posibilidad de jugar el Mundial de 1974 con Escocia lo obligaba a mantenerse activo, por lo que no le quedó otra que aceptar la propuesta que le dejó sobre le mesa el Manchester City.
En la otra vereda el conjunto de Old Trafford atravesaba por tiempos difíciles y se encontraba con posibilidades serias de descender. De hecho, su pelea por la permanencia en primera se mantuvo hasta la última fecha de la liga.
Irónicamente, ese último encuentro debían enfrentarlo ante el Manchester City de Law. El escocés volvía a su casa para medirse ante el equipo de sus amores. Lo que sucedería aquel 14 de abril de 1974 jamás lo olvidaría.
Era un día dramático y Denis, guiado por el deber, fue titular. Entonces sucedió lo impensable.
El Birmingham, rival directo del United en aquella pelea por la salvación, se imponía con comodidad en su cotejo lo que les obligaba a los ‘diablos rojos’ a ganar sí o sí el duelo frente a los ciudadanos.
En Old Trafford el partido estaba igualado y el City resistía sin problemas los ataques. Pero a diez minutos del final del partido una contra mortal hizo añicos toda esperanza de remontada. Lo peor fue que la puñalada vino sin querer de uno de sus ídolos.
Un centro raso hacia el corazón del área y por allí surgió Law quien con un taconazo impecable dejó sin opciones al meta rival. El estadio se enmudeció y el atacante comprendió de inmediato lo que había hecho.
Bajó la cabeza y caminó en silencio hacia el centro del campo. En el camino sus compañeros le daban palmadas en la cara tratando de animarlo. Pero nada de eso bastó.
Al llegar al centro de la cancha miró hacia la banca y pidió el cambio. El estadio supo del triunfo del Birmingham y se consumó lo que el llamó el “día más triste de su carrera”.
Jugó el Mundial y después de eso se retiró. Tenía 34 años y su último gol, una obra de arte, significó ser el más triste de su carrera, el que nunca habría querido anotar.
El fatídico gol de Law