A sus 62 años, Barry Bennell luce excesivamente demacrado. Un ser humano débil y enfermo. Alguien aparentemente inofensivo. Sin embargo, el pasado miércoles fue detenido. Bajo esa apariencia frágil, se esconde un monstruo que destrozó la vida de cientos de niños que soñaban con ser futbolistas.

Su historia vio la luz cuando Andy Woodward, uno de sus ex dirigidos, se atrevió a romper con el lacerante silencio que lo había acompañado por más de 30 años, en noviembre pasado.

Eran los principios de los 80. Woodward, como tantos otros niños, llegaba a demostrar sus habilidades con la pelota en el Stockport Boys. Durante la prueba, el joven defensor central llamó la atención de Barry Benell, un respetado cazatalentos con una amplia gama de contactos en el fútbol inglés. El hombre se le acercó, amable y seductor, para ofrecerle una prueba, nada menos que en el Manchester City. El niño alucinaba, aquel tipo de risos rubios y sonrisa reluciente lo estaba encaminando a cumplir su sueño más anhelado: ser un jugador profesional.

Finalmente, supuestamente para no alejar al niño de su familia, Benell logró hacerle lugar en el Crewel Alexandra, club con una de las academias más laureadas de Inglaterra y en el que el pedófilo tenía un puesto de privilegio. Allí empezaron las intempestivas invitaciones a la casa del entrenador y el calvario personal de Woodward. Benell se desenmascaraba y dejaba ver su repugnante rostro.

Barry Benell |  PaedoFiles.com
Barry Benell | PaedoFiles.com

“A los 11 años mi entrenador abusaba de mí, me arruinó la vida”, confesó Woodward. Benell, según propia confesión del ex futbolista, lo violó durante años, más veces de las que puede recordar. Cuando lo amenazaba con denunciarlo o detener los abusos, Benell sacaba a relucir una de sus mejores facetas: la de manipulador.

El reputado ojeador hacía gala frente al niño de su habilidad con el nunchaku para mostrar el terrible castigo que le podía inflingir a un “bocón”. Pero lo que más le dolía al promisorio jugador eran las amenazas a su carrera futbolística. “Puedo hacer que no juegues nunca más”, era la cantinela que le repetía una y otra vez, un golpe con la potencia de un cañón que le daba a Woodward donde más le dolía. El poder de Benell sobre él era absoluto.

“Yo quería desesperadamente ser futbolista. Es todo lo que viví. Sin embargo, había tanta ira y dolor dentro de mí que en realidad el fútbol, ese juego que me gustaba, se llevó mi vida de niño. Se sentía como si estuviera en dos mundos”, comentó el ex futbolista, hoy de 43 años. Otra víctima, que ha preferido mantenerse en el anonimato, ha comparado a Bennel con el flautista de Hamelín, por la influencia que ejercía en los jóvenes.

La historia adquirió tintes aún más macabros cuando el DT empezó una relación con la hermana menor de Andy. “Era como un doble golpe y él trataba de abusar de mí a veces incluso con mi hermana en la misma casa. Más tarde, cuando su relación se hizo pública, vendría a la cena del domingo todos los fines de semana, sentado con mi madre, mi papá y mi familia, riendo y bromeando”, ha contado.

Woodward logró llegar al profesionalismo, sin embargo, se retiró cuando apenas tenía 29 años tras una seguidilla de pasos por equipos de poco relieve en Inglaterra. Las crisis de pánico y los intentos de suicidio, lo han atormentado por años.

Barry Benell | The Telegraph
Barry Benell | The Telegraph

Woodward es parte de una larga y triste lista de menores abusados por Bennell. El entrenador estuvo preso por cuatro años en el Estado de Florida, Estados Unidos, tras asaltar sexualmente a un chico de 13 años durante una gira deportiva. Una acusación similar se registró en España. En 1998 fue deportado al Reino Unido, donde nuevamente fue sentenciado a prisión luego de admitir 23 cargos de delitos sexuales. “Soy un monstruo”, dijo en esa oportunidad, aunque no mostró ningún arrepentimiento ante los jueces.

Desde dentro del centro penitenciario, Bennell siguió moviendo sus tentáculos. Escribía cartas a sus exdirigidos solicitándoles dinero. A pesar de que su condena finalizaba en 2007, fue liberado antes por padecer un cáncer a la lengua. En 2015 volvió a estar tras las rejas tras abusar de un niño en un campamento de fútbol, pero inexplicablemente volvió a salir en libertad. Se movía en la localidad de Milton Keynes, bajo el nombre de Richard Jones. Vivía en una casa que estaba a 200 metros de un colegio y tenía una tienda de videojuegos. La Federación Inglesa siempre prefirió ignorar la contundencia de los hechos, hasta ahora.

La exposición de Bennell desató, en tiempo récord, 350 denuncias de abusos sexuales. No todas lo involucran a él. Habría 98 clubes comprometidos. Benell, tristemente, no hay uno solo.

Barry Benell | Policía de Chesire
Barry Benell | Policía de Chesire