“El fútbol no es juego perfecto. No sé por qué se quiere que el árbitro lo sea”, dijo el legendario referí italiano Pierluigi Collina.

Los hombres encargados de impartir justicia en la cancha, como todos, no pueden escapar del error. Bien lo sabe el egipcio Mohamed Kamal, que esta semana protagonizó una insólita jugada.

Corría el minuto 58 del encuentro que disputaban el Aswan y el Ennpi válido por la duodécima jornada de la Premier League de Egipto.

Emmanuel Agbettor, jugador del Enppi, se encontró con la pelota en la entrada del área y desenfundó un potente zurdazo. Su trayectoria se vio alterada por un rebote, nada menos que en el árbitro Kamal.

El desvío involuntario descolocó al portero y terminó con el balón en el fondo del arco. El referí indicó con su mano el centro del campo, oficialmente se había abierto la cuenta. En el acta del partido, eso sí, el tanto se le atribuyó a Agbettor.

El Aswan alcanzó el empate bien entrado el segundo tiempo a través de un penal que levantó suspicacias en la prensa egipcia por la famosa y tácita “ley de compensación”.

No es la primera vez que sucede un suceso de este tipo en 2016. En abril, el triunfo de Independiente de Medellín sobre Alianza Petrolera por 4-2 en la liga colombiana quedó manchado por una desafortunada jugada.

Jhon Hernández, mediocampista del DIM, se despachó una furibunda volea ante desde fuera del área que terminó en gol merced a un rebote en la espalda del colegiado. La anotación, tal como en Egipto, fue validada.